Viviendo en oración el Adviento desde Scala Coeli
Antífona
Escuchad, pueblos, la palabra del Señor;
anunciadla en los confines de la tierra:
Mirad a nuestro Salvador que viene;
no temáis.
Oración
Escucha nuestra súplica, Señor, e ilumina las tinieblas de nuestro espíritu con la gracia de la venida de tu Hijo. Él, que vive y reina contigo.
Reflexión
Nuestra hermana dominica contemplativa, sor María Belén de la Inmaculada, nos indica que comenzábamos esta tercera semana de Adviento ayer domingo “gaudete”, el domingo de la alegría. El gran protagonista de esta semana es Juan Bautista, el Precursor, aquél que cierra el Antiguo Testamento y se pone a las puertas del Nuevo Testamento para anunciar a todos que el Señor está cerca, que el Señor llega ya.
Juan tiene la misión de preparar un pueblo bien dispuesto que acoja al Mesías, al Salvador. Al igual que Juan, todos los cristianos tenemos esta vocación de profetas, estamos llamados a encarnar la Palabra de Dios en nuestra vida y transmitirla a los demás. Cristo ha venido para dar la vista a los ciegos, para que los sordos oigan, los cojos anden y todos vean la salvación de Dios, es decir, a Cristo mismo en su corazón y en su vida cada día.
No dejemos que los engaños del mundo taponen nuestros oídos y tapen nuestros ojos impidiéndonos recibir al Único que nos da la verdadera paz y alegría. La felicidad está en Cristo, no hay que esperar a otro.
¡¡ VEN, SEÑOR JESÚS !!
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