jueves, 8 de diciembre de 2022

Adviento 2022: Jueves de la Segunda Semana. Festividad de la Inmaculada Concepción

 

Viviendo en oración el Adviento desde Scala Coeli


Antífona

Desbordo de gozo con el Señor y me alegro con mi Dios,

porque me ha vestido un traje de gala

 y me ha envuelto en un manto de triunfo,

como novia que se adorna con sus joyas.

 

Oración

Oh Dios, que por la Concepción Inmaculada de la Virgen María preparaste a tu Hijo una digna morada, y en previsión de la muerte de tu Hijo la preservaste de todo pecado, concédenos por su intercesión llegar a ti limpios de todas nuestras culpas.

 

Reflexión

Sor María Monserrat de la Cruz, dominica contemplativa, nos dirige la reflexión en este día santo de la Inmaculada Concepción.

No sólo nosotros preparamos el camino al Señor. El mismo Dios se prepara para su venida. Se prepara una digna morada: María. Una “tierra virgen” donde poder sembrar la semilla de su Palabra, su Verbo hecho carne en las entrañas purísimas de María.  Dios prepara esa digna morada y prepara la embajada que llevará su mensaje. Así lo dice un himno de la liturgia de las horas: Los ángeles preparan caminos por donde vendrá el Hijo del Padre, el Verbo eternal, al mundo del hombre en carne mortal.

Pero Dios nos hizo libres. Él nos muestra su plan de salvación y nos pide nuestra colaboración. Así también lo hizo con María y espera su respuesta como espera también la nuestra. Ella no tiene que hacer nada, el Espíritu Santo vendrá sobre ti y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra. Sólo tiene que abrirse y ser dócil al Espíritu. Así también nosotros, si aceptamos su plan, sólo tenemos que abrirnos al Espíritu Santo que se posará sobre nosotros: espíritu de sabiduría y entendimiento, de consejo y fortaleza, de ciencia y temor del Señor.

         María dijo SÍ al Señor y gracias a Ella, todo se hizo nuevo, una nueva humanidad se hizo posible en Jesús y María. Su SÍ la convierte en hija del Padre, madre del Hijo y esposa del Espíritu Santo. Se convierte en madre y figura de la Iglesia. Ella es nuestra Madre y en Ella, todos somos Iglesia Esposa.

         El Espíritu y la Esposa dicen: “¡Ven, Señor!

         Quien lo oiga diga: “¡Ven, Señor!

         “Sí, vengo pronto”

       ¡Amén! ¡Ven, Señor Jesús!

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comparte con nosotros...