Domingo de Guzmán, el primer
fundador español de una orden religiosa, puede que no sea conocido como merece
su importancia en la historia de la Iglesia y de la humanidad.
Aunque grandes figuras,
religiosas o no, hacen mención de Domingo, los católicos de cultura media,
incluidos los mismos españoles, apenas conocen más que su nombre, que incluso
en ocasiones es confundido con santo Domingo de Silos.
El 8 de agosto se celebra,
celebramos todos, la festividad de Santo Domingo de Guzmán.
Por este motivo, a lo largo del
presente mes de Agosto, desde este blog vamos a dedicarnos a intentar dar a conocer y acercar a todos la figura de
Domingo de Guzmán. Vamos a tratar sus principales datos biográficos, sus milagros
reconocidos y otras historias, más o menos reales, que tienen a Domingo como
principal protagonista, recogeremos lo
que han dicho de él grandes figuras de la historia, presentaremos su espíritu y
el carisma que legó a sus seguidores y, también, recogeremos oraciones y
plegarias hacia él y hacia nuestro Señor a través de él, y para ellos nos vamos a servir principalmente del libro preparado por Fray Vito-Tomás Gómez, o.p., Santo Domingo de Guzmán. Escritos de sus contemporáneos
La vida de santo Domingo
transcurre en el último cuarto del siglo XII y primero del XIII. Nace hacia el año 1174 y muere el 6 de Agosto
de 1221. Su tiempo estuvo sometido a un proceso de maduración en todos los
órdenes. En los primeros tiempos del periodo que describimos, en esa época
feudal, las relaciones entre los hombres tenían unas características claramente
verticales: todo estaba jerarquizado (en la base de la sociedad estaban los
esclavos, después los siervos o vasallos, a continuación los colonos,
caballeros, clérigos, hombres de letras; y encima los señores, que formaban el
estamento de la nobleza, eclesiástica y civil; sobre los nobles estaban los reyes; y en la cúspide se
situaba el Emperador y el Papa).
Pero desde mediados del siglo XI
este mundo de relaciones verticales fue dando paso a una sociedad con
características más horizontales, más corporativas, más fraternas. Surgieron
los grupos organizados por oficios, con la mira puesta en la defensa de los
intereses gremiales.
En este escenario de cambio,
dentro de la teología como ciencia que tiene como fundamento la divina
revelación, que se esfuerza en profundizar en sus misterios y hacer que
irradien hacia el orden social, empiezan a aparecer grupos de renovación, que
tenían el Evangelio como fuente de inspiración. El Evangelio, su lectura,
meditación asidua y su puesta en práctica, era su principal empeño. Estos
grupos estaban integrados por sencillos laicos, y también sacerdotes y
religiosos. Con ellos simpatizaban algunos obispos y, en general, se veían
alentados por los Papas.
La familia de Domingo se hallaba
inmersa en los esquemas antes descritos de la sociedad feudal. Pertenecía a un
tipo de nobleza de Castilla de amplios horizontes, con ideales que rebasaban
los linderos del terreno en el que se asentaban, Caleruega. Todo hace pensar que
esta familia estaba abierta a las nuevas corrientes de renovación evangélica,
con aprecio por la virtud y una acusada sensibilidad orientada hacia el
mundo de los pobres.
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