Alfonso VIII, rey de Castilla, durante su viaje a la diócesis
de Osma, en 1203, pidió al obispo Diego de Acebes que hiciera de procurador en
el casamiento de su hijo con una noble de las Marcas. Los monarcas europeos
establecían frecuentemente alianzas matrimoniales con estirpes regias de
diferentes reinos.
Diego accedió a la petición real y junto con la compañía que
eligió, entre la que se encontraba Domingo, partieron hacia la Marca danesa,
Dinamarca.
Una etapa clave en este caminar hacia Dinamarca fue la que
culminó en la ciudad de Tolosa. Experimentaron allí bien a las claras el
progreso de la herejía cátara. Esta comprobación produjo hondo desasosiego en
Domingo, por el engaño en que estaban atrapadas desde hacía tiempo innumerables
almas.
Dicha herejía se trataba de un nuevo maniqueísmo que comenzó
a extenderse por Europa a mediados del siglo XI. Punto de partida de su
teología era un dualismo, es decir, la confesión de la existencia de dos
principios eternos de las cosas, uno bueno y otro malo. Del principio bueno
procedía el mundo invisible, el de los espíritus y las almas. Del malo brotaba
la materia, radicalmente mala, como malo es su creador. Al ser la materia obra de un artífice malo,
debía proponerse como ideal liberar de ella el alma, librar el espíritu de su
prisión corpórea.
Para los iniciados era deber riguroso guardar castidad
perpetua. Se rechazaba el matrimonio, porque se ordenaba a la procreación y
tendía a encerrar a las almas en la materia. Los ritos de los cátaros pretendían
inspirarse en la liturgia de la Iglesia primitiva.
En la misma noche en que fueron alojados en la ciudad mantuvo
con calor y firmeza una larga disputa con el hospedero, que era hereje.
Impulsado por su formación teológica e intenso amor a Cristo, Domingo no pudo
entregarse al descanso nocturno. Tanto es así que el resultado de la
conversación entre Domingo y el hospedero fue que éste no pudo resistir por más
tiempo la sabiduría y espíritu con que le hablaba Domingo y, como anota Jordán,
en su vida de Santo Domingo, lo condujo a la fe, con la ayuda del Espiritu
Santo.
________________________
PRECES por las Vocaciones Dominicanas:
Tú hiciste de la primera comunidad de predicadores del
Nuevo Mundo la voz que proclamó tu palabra y defendió la dignidad de todos tus
hijos,
danos también hoy el ser comunidades de predicadores que
con su vida, testimonio y palabra profética inviten a otros jóvenes a seguirte
al estilo de Domingo de Guzmán.
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