Jesús le dice:
«Mujer,
¿por qué lloras?,
¿a quién buscas?»
Ella,
tomándolo por el hortelano,
le contesta:
«Señor, si tú te lo has llevado,
dime dónde lo has puesto
y yo lo recogeré.»
Jesús le dice:
«¡María!»
Ella se vuelve y le dice:
«¡Rabboni!»,
que significa: «¡Maestro!»
María lloraba buscándote
y hoy la sociedad no te encuentra,
porque te ha sustituido por otros dioses,
porque no sabe de tu presencia sanadora.
Algunos lloramos como María,
al ver tantos hermanos que no te conocen,
que nunca han oído hablar de ti,
que van a morir sin saber quién eres.
Tú, Señor, te hiciste presente cuando te buscaban,
tú saliste a su encuentro para consolarles,
tú sabías de tu necesidad de ti,
haz lo mismo en estos días en nuestro mundo.
Hazte presente,
llena su corazón de tu Espíritu,
invade su cotidianeidad con tu presencia,
encuéntrate con ellos en su vivir diario,
no les prives del gozo de tu amistad.
Te necesitamos, Señor; no podemos vivir sin ti.
Dios mío,
tú que tienes un corazón inmenso,
envuélvenos a todos los seres humanos,
para que vivamos amándonos
y facilitándonos la vida,
sabiendo que Tú eres nuestro escudo y fortaleza.
- Vive atento
a la presencia de Dios en este día.
- Comenta con alguien
lo que supone la fe para tu vida personal.
- Cae en la cuenta de los otros dioses
que nos hemos inventado.
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