Trono de la sabiduría
María, trono de la sabiduría,
llena de la ciencia suprema del misterio de Cristo.
El Señor ha querido coronarte con esta virtud
para que los hombres podamos acudir a Ti,
con suma humildad y pedir tu sabio consejo, sin ocultarte nada;
para que, a través de tí, podamos llegar al perdón de Dios
y recibir la gracia del arrepentimiento sincero;
para que otorgue luz a la oscuridad de nuestra vida;
y sabiduría para que nos conozcamos mejor;
y, desde la interioridad, conocer también mejor a Dios;
para que desde este conocimiento íntimo y personal
surja del corazón la alegría del agradecimiento
por todo lo que Dios ha hecho y hace por cada uno.
¡Gracias, María, por tu sabiduría!
¡Quiero entregarme más a Ti
y amarte más para conocer, amar
y darme más también a Jesús!
¡Infunde en mí, María, el hábito de la sabiduría
para entender las cosas naturales y sobrenaturales,
para contemplar a Dios en todas las cosas de la naturaleza,
para descansar siempre en Dios,
para admirar, bendecir y amar a Dios!
¡Ayúdame, Señora, a imitarte en todo,
a tener el corazón dispuesto a la gratitud,
al amor, a la contemplación, a la admiración!
¡Ayúdame, Señora, a corresponder siempre como hiciste Tú
a la obra de gracia que opera en mi!
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