Madre de la esperanza
Madre de la esperanza y madre nuestra,
enséñanos a orar para que nunca
decaiga nuestra fe en tu Hijo, Salvador para todos los hombres.
Virgen bendita de la Esperanza,
protégenos del desánimo, el desaliento y la zozobra
cuando nos alcancen y nos desarmen;
que tu imagen nos reanime
y nos reafirme en la espera cuando nos sintamos
desfallecer, cuando las propias fuerzas no alcancen
y el horizonte se llene de nubarrones,
y que tu ejemplo inmarcesible al pie de la cruz
donde murió Jesús, Hijo tuyo y Señor nuestro,
nos muestre el camino para transformar el dolor en esperanza.
Señora de la Esperanza en quien descansamos,
concédenos vislumbrar con renovada confianza
la vida eterna que tenemos prometida
y alumbra nuestro peregrinaje
en la tierra para que sepamos llevar esperanza
a los que caminan a nuestro lado.
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