sábado, 13 de mayo de 2023

PASCUA 2023 (34)


 



Palabras para celebrar juntos la Pascua de Resurrección



-MUNDO-



        Jesús muchas veces, y especialmente en su despedida con los apóstoles, habla del mundo (cf. Jn 15,18-21). Y aquí dice: «Si el mundo os odia, sabed que a mí me ha odiado antes que a vosotros» (v. 18). Claramente habla del odio que el mundo ha tenido contra Jesús y tendrá contra nosotros. Y en la oración que hace en la mesa con los discípulos durante la Cena, le pide al Padre que no los retire del mundo, sino que los defienda del espíritu del mundo (cf. Jn 17,15).

        Creo que podemos preguntarnos: ¿cuál es el espíritu del mundo? ¿Qué es esta mundanidad, capaz de odiar, de destruir a Jesús y sus discípulos, es más, de corromperlos y corromper a la Iglesia? Nos hará bien reflexionar sobre cómo es el espíritu del mundo, qué es. Es una propuesta de vida, la mundanidad. Hay quien piensa que la mundanidad es ir de fiesta, vivir haciendo fiestas... No, no. La mundanidad puede ser esto, pero fundamentalmente no es esto.

        La mundanidad es una cultura; es una cultura de lo efímero, una cultura de la apariencia, del maquillaje, una cultura de “hoy sí, mañana no, mañana sí y hoy no”. Tiene valores superficiales. Una cultura que no conoce la fidelidad, porque cambia según las circunstancias, lo negocia todo. Esta es la cultura mundana, la cultura de la mundanidad. Y Jesús insiste en defendernos de esto y reza para que el Padre nos defienda de esta cultura de la mundanidad. Es una cultura de usar y tirar, según la conveniencia. Es una cultura sin lealtad, no tiene raíces. Pero es una forma de vida, un modo de vivir también de muchos que se llaman cristianos. Son cristianos pero son mundanos.

        Cuando se dice de los mártires que son asesinados por odio a la fe, sí, realmente para algunos el odio era por un problema teológico; pero no eran la mayoría. En la mayoría [de los casos] es la mundanidad que odia la fe y los mata, como lo hizo con Jesús.

        Es curioso: la mundanidad, alguien me puede decir: “Pero padre, esto es una superficialidad de vida...”. ¡No nos engañemos! ¡La mundanidad no es superficial en absoluto! Tiene raíces profundas, raíces profundas. Es como camaleónica, cambia, va y viene según las circunstancias, pero la sustancia es la misma: una propuesta de vida que entra en todas partes, incluso en la Iglesia. Mundanidad, hermenéutica mundana, maquillaje, se maquilla todo para que sea así.

        El apóstol Juan en su primera Carta trata el tema del mundo, dice: «Es la victoria que venció al mundo: nuestra fe» (1Jn 5,4). La única: la fe en Jesucristo, muerto y resucitado. Y eso no significa ser fanático. Esto no significa descuidar el diálogo con todas las personas, no, pero con la convicción de fe, a partir del escándalo de la Cruz, de la necedad de Cristo y también de la victoria de Cristo. “Esta es nuestra victoria”, dice Juan, “nuestra fe”.



Francisco.
Homilía 16 Mayo 2020

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