Madre amable
¡Oh María, Madre nuestra!
¡Tu que eres la Madre Amable que tiene
un corazón repleto de amor y de ternura,
porque dominas con toda perfección las pasiones,
dame la fortaleza para sobreponerme a la adversidades,
para recordar y guardar siempre la caridad,
la generosidad, la entrega, el amor, la amabilidad, el afecto…
para convertirme ante los demás en imagen de tu dulzura!
¡Y como tu Señora, guárdame de la insignificancia,
dame amplitud de miras,
grandeza de pensamiento, palabras justas y actos honestos!
¡Ayúdame a eliminar la crítica de mi vida,
alejarme del egoísmo, evitar toda ostentación
y controlar mi carácter!
¡Ayúdame, Madre de la amabilidad,
a no juzgar apresuradamente
y ser siempre generoso con el que lo necesita!
¡Ayúdame a comprender, María,
que son las cosas insignificantes las que crean diferencias
en la vida porque en las grandes todos somos uno!
¡Oh, Señora mía, que nunca me olvide de ser amable!
¡Mater amabilis, ora pro nobis!
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