miércoles, 10 de diciembre de 2025

Adviento 2025: Hacia la Luz de la Esperanza, en comunidad. (12)

 



Consuelo

    El tiempo de Adviento es una invitación a preparar el corazón y a renovar la esperanza. En medio de un mundo lleno de preocupaciones, prisas, conflictos y dolores, Dios no nos deja solos. Él se acerca con ternura para ofrecernos su consuelo. El Adviento nos recuerda que Aquel que viene no es un rey poderoso según los criterios humanos, sino un Dios cercano, humilde y compasivo que viene a compartir nuestras cargas.

    Muchas veces vivimos agobiados por nuestros propios yugos: el miedo al futuro, la culpa por los errores cometidos, la tristeza por las pérdidas, la presión de las responsabilidades o el peso de la soledad. Sin embargo, Jesús nos hace una promesa llena de amor: “Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré”. Nos ofrece la paz que nace de confiar en Él, la alegría que brota del perdón, y la esperanza que no se apaga incluso en medio de la oscuridad.

    En este tiempo de Adviento, reconocer nuestras debilidades no es signo de derrota, sino de humildad. Cuando le entregamos a Dios nuestras cargas, Él las transforma en esperanza. Su llegada es luz en medio de la oscuridad, paz en medio del caos y consuelo para los corazones heridos. Cada vela encendida en la corona de Adviento simboliza esa esperanza que se mantiene viva, incluso cuando todo parece incierto.

    Aceptar el yugo de Cristo es confiar en que Él camina con nosotros, que nunca nos abandona y que su amor es más fuerte que cualquier sufrimiento. Así, el Adviento se convierte en un tiempo de sanación interior, donde aprendemos que no estamos solos, y que el verdadero consuelo viene del Dios que se hace Niño para salvarnos.

    En los momentos de prueba y aflicción, volvamos nuestros ojos a Belén, donde nace el verdadero consuelo para nuestras almas atribuladas. La esperanza en su venida nos da fuerza y serenidad. Seamos también instrumentos de consuelo para los que sufren, llevando palabras de aliento y esperanza a quienes han perdido el rumbo.



Oración

Señor Jesús,
en este tiempo de Adviento venimos a Ti con corazones abiertos y humildes. Muchos de nosotros estamos cansados y agobiados por las cargas de la vida: el trabajo, las preocupaciones, los errores del pasado y los temores del futuro. Te pedimos que nos consueles con tu presencia, que alivies nuestro peso y nos des paz interior.

Que en este Adviento nuestro corazón se llene de esperanza y alegría al prepararnos para tu venida. Enséñanos a mirar a nuestro alrededor y llevar consuelo a quienes también sufren, a ser manos que alivian cargas y palabras que levantan el ánimo.

Gracias, Jesús, por buscarnos y consolarnos cuando estamos perdidos. Haz que nuestro corazón siempre confíe en Ti y encuentre descanso en tu yugo, suave y lleno de amor.

Amén.

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