domingo, 21 de diciembre de 2025

Adviento 2025: Hacia la Luz de la Esperanza, en comunidad. (23)

 


Concebir

    El Adviento es tiempo de concebir esperanza. No solo de esperar pasivamente, sino de gestar en lo profundo del corazón una vida nueva que aún no se ve, pero ya transforma. En este camino, José y María se convierten en referentes esenciales para comprender cómo la fe se vive cuando el futuro no está asegurado.

    María concibe desde la fe. Su “hágase” no surge de la certeza, sino de la confianza. No conoce el rumbo completo, pero cree que Dios cumple sus promesas incluso cuando estas desbordan la lógica humana. En los tiempos actuales, marcados por la inseguridad, el cansancio y la desconfianza, la fe de María nos enseña a acoger la vida tal como viene, a no cerrarnos por miedo, y a creer que Dios sigue actuando en la historia.

    José concibe la fe de otra manera: en el silencio y en la obediencia. Su camino está lleno de dudas, pero decide confiar y cuidar. No habla mucho, pero actúa. En un mundo donde abundan las palabras y escasean los compromisos, José nos recuerda que la fe se demuestra en decisiones concretas: proteger al vulnerable, sostener al otro, permanecer fiel aun cuando no todo se entiende.

    Ambos, María y José, viven un Adviento radical: confían cuando el futuro parece incierto y el presente está lleno de preguntas. Hoy, como entonces, el mundo atraviesa crisis sociales, económicas y espirituales que nos hacen dudar. La prisa, el miedo y la fragmentación amenazan con apagar la esperanza. Sin embargo, el Adviento nos recuerda que Dios actúa en lo pequeño, en lo silencioso, en lo que apenas comienza a latir.

    Concebir esperanza hoy es un acto de valentía. Es creer que la justicia puede nacer en contextos de desigualdad, que la paz puede abrirse paso en medio de la violencia, que el amor sigue siendo posible en una cultura marcada por el descarte. José nos enseña la esperanza obediente, la que se traduce en cuidado concreto: proteger la vida, ofrecer refugio, caminar aun de noche. María nos muestra la esperanza disponible, la que dice “sí” aun con temor, la que confía en que Dios hace nuevas todas las cosas.

    El Adviento no es evasión de la realidad, es una forma profunda de habitarla con fe; no ignora la oscuridad de los tiempos actuales, la atraviesa con una luz humilde. Concebir esperanza es permitir que Dios nazca otra vez en nuestras decisiones cotidianas, en nuestra manera de mirar al otro, en nuestro compromiso con el bien común. Así, como José y María, nos convertimos en custodios de una promesa que no defrauda: que incluso hoy, incluso aquí, la vida puede renacer.


Oración

Señor Dios de la vida,
en este tiempo de Adviento venimos a Ti
con el corazón abierto y frágil.

Enséñanos a concebir esperanza
como José y María,
aun cuando los tiempos actuales
están marcados por la incertidumbre y el temor.

Danos la fe de María,
capaz de decir “sí” sin tener todas las respuestas,
de confiar en tu promesa
cuando el futuro parece oscuro.

Regálanos el silencio fiel de José,
su valentía para cuidar, proteger y caminar
aunque no comprenda del todo tu plan.

Que sepamos concebir en nuestro interior
gestos de amor, justicia y misericordia,
para que tu Hijo vuelva a nacer
en nuestras decisiones cotidianas.

Haznos custodios de la esperanza,
testigos de tu presencia hoy,
y sembradores de fe en medio del mundo.

Amén.

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