jueves, 13 de abril de 2023

PASCUA 2023 (4)



Palabras para celebrar juntos la Pascua de Resurrección


-REALIDAD VIVA-


        Como nos indicaba el papa Francisco en su homilía de la Misa matutina en la Capilla de la Casa de Santa Marta (El Vaticano), el 24 de abril de 2014, al hilo de la lectura del Evangelio de este día, Jesús "llevaba a los discípulos a la alegría: la alegría de la resurrección, la alegría de su presencia en medio de ellos". Pero precisamente esta presencia, esta alegría se convirtió para los apóstoles en "un problema para creer: por la alegría no creían y estaban atónitos".

        Parece como que los discípulos "preferían pensar que Jesús era una idea, un fantasma, pero no la realidad".

        "El miedo a la alegría es una enfermedad del cristiano". También nosotros, explicó Francisco, "tenemos miedo a la alegría", y nos decimos a nosotros mismos que "es mejor pensar: sí, Dios existe, pero está allá, Jesús resucitado, ¡está allá!". Como si dijéramos: "Mantengamos las distancias". Y así "tenemos miedo a la cercanía de Jesús, porque esto no da alegría".

        Esta actitud explica también por qué hay "tantos cristianos de funeral", cuya "vida parece un funeral permanente". Cristianos que "prefieren la tristeza a la alegría; se mueven mejor en la sombra que en la luz de la alegría", "prefieren la sombra a la luz de la presencia del Señor".

        En cambio, "muchas veces nos sobresaltamos cuando nos llega estsa alegría o estamos llenos de miedo; o creemos ver un fantasma o pensamos que Jesús es un modo de obrar". Hasta tal punto que nos decimos a nosotros mismos: "Pero nosotros somos cristianos, ¡y debemos actuar así!" E importa muy poco que Jesús no esté. Más bien, habría que preguntar: "Pero, ¿tú hablas con Jesús?¿Le dices: Jesús, creo que estás vivo, que has resucitado, que estás cerca de mí, que no me abandonas?" Este es el "diálogo con Jesús", propio de la vida cristiana, animado por la certeza de que "Jesús está siempre con nosotros, está siempre con nuestros problemas, con nuestras dificultades y con  nuestras obras buenas".

        El Papa concluyó su meditación invocando al Señor para que "haga con todos nosotros lo que hizo con los discípulos, que tenían miedo a la alegría de su presencia: abrir nuestra mente". En efecto, se lee en el Evangelio: "Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras". Así pues, Francisco deseó "que el Señor abra nuestra mente y nos haga comprender que Él es una realidad viva, que tiene cuerpo, está con nosotros y nos acompaña, que ha vencido: pidamos al Señor la gracia de no tener miedo a la alegría de su presencia".


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