Palabras para celebrar juntos la Pascua de Resurrección
-CREER-
En el evangelio de este jueves leemos: "El que cree en el Hijo posee la vida eterna".
Hace unos días, en el Taller de orantes que tenemos los segundos martes de cada mes, en Santo Domingo de Scala Coeli, fr. Félix Hernández, OP, nos estuvo hablando de la fe.
Allí escuchábamos que la fe no es sólo una creencia, sino un compromiso existencial. Como creencia es la aceptación de una serie de verdades que me vienen de una autoridad y que no están al alcance de la razón.
Pero la fe no puede quedarse solo en eso. Podemos y debemos entenderla como un encuentro personal que abarca todo mi ser, mi voluntd, mi inteligencia y mis sentimientos. La fe es el medio por el que yo tengo acceso a la intimidad más profunda del otro, a su autenticidad. Es una respuesta a una oferta de amor y, a la vez, la posibilidad de participar en la vida de este otro, del amado.
Así entendida, la fe entra en el ámbito de lo personal, de lo vivificador, de lo que nos transforma. Es una forma profunda de conocimiento. Es un compromiso con el Dios vivo que nos sale al encuentro, que nos/me hace una oferta de amor, y nuestra/mi respuesta nos/me hace indentificarme con Él y transforma nuestra/mi vida.
Pero la fe no supone aceptar tal cual algo, alguna cosa o algún ser. Sólo se puede aceptar lo que es creíble y digno de crédito. Hay que hacer un juicio de valor, un juicio crítico. Como nos dice san Pablo: "estar siempre dispuestos a dar razones de nuestra fe". No hay que tener miedo a preguntarse por la figura de Jesús o el mensaje del Evangelio. La fe en Jesús tiene sus razones y estas son creíbles. La fe cristiana es una experiencia y una vida, es participar de la vida de Dios que se nos da, es un encuentro permanente y transformador. Conocer a Cristo Jesús, a través de su Palabra, y seguirlo supone un cambio en nuestra/mi vida.
Antonio-Jesús Rodríguez
Córdoba.
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