domingo, 23 de mayo de 2021

Tiempo de Pascua desde Scala Coeli (49)

 


 

 PENTECOSTES: CONSECHA DE DIOS EN LOS HERMANOS

 

Pentecostés es la Fiesta de la Cosecha Divina. Cincuenta días después de la Resurrección de Jesús, primera Cosecha, hoy acogemos la Plenitud de la gracia de Dios con la entrega de su Espíritu.

Así lo hemos ido viviendo y expresando durante toda la Pascua en este blog de Scala Coeli. Desde Roma hasta Andalucía, pasando por otros rincones de nuestro mundo, hemos vivido en torno a Cristo Resucitado, recibiendo su Espíritu para poder entregarlo ahora en Pentecostés.

El Cirio que hemos encendido, ya no se apagará jamás. Cada uno de nosotros irradiamos su Luz en nuestros ambientes y con esta cosecha espiritual, podemos orar y hacer de la oración una obra apostólica, porque “Yo soy lo que es mi oración”

 

1.   Es necesario invocar que se nos conceda el Espíritu. ¡Cuanto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan”. (Lc 11,13)

2.   Por el Espíritu confesamos al Señor Jesús. Nadie puede decir “Jesús es Señor”, a no ser impulsado por el Espíritu Santo.(1Co 12,1)

3.   Dios nos concede el Espíritu de oración. Derramaré sobre la casa de David y sobre los habitantes de Jerusalén, un espíritu de gracia y de oración y mirarán hacia mi. (Zac. 12,10)

4.   El Espíritu es motor de la oración. Pero vosotros orando en el Espíritu Santo, manteneos en la caridad de Dios, aguardando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para la vida eterna (Jds. 20)

5.   El Espíritu nos guía en el conocimiento profundo de nosotros y de Dios. Porque a nosotros nos lo reveló Dios por medio del Espíritu: y el Espíritu todo lo sondea, hasta las profundidades de Dios (1Cor 2, 10-11)

6.   El Espíritu nos enseña a compartir los dones de Dios. Nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que viene de Dios, para conocer las gracias  que Dios nos ha otorgado (1Cor 2,12-13)

7.   El Espíritu arranca de nosotros la exclamación filial. La prueba de que sois hijos, es que Dios ha enviado a nuestros corazones el espíritu de su Hijo que clama: ¡Abba, Padre!. (Gal 4,6)

8.   La oración de adoración tiene lugar en el Espíritu. Pero llega la hora en que los adoradores verdaderos adoraran  al Padre en espíritu y en verdad, porque así quiere el Padre que sean los que le adoren. Dios es espíritu y los que adoran deben adorar en espíritu y verdad (Jn 4, 23-24).

9.   El Espíritu nos enseña a pedir en oración. El Espíritu viene en ayuda de nuestra flaqueza. Pues nosotros no sabemos cómo pedir para orar como conviene. Más el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables, y el que escruta los corazones conoce cuál es la aspiración del Espíritu y que su intercesión a favor de los santos es según Dios. (Rom. 8,26)

                                                                                    

Fr. José Antonio Segovia, OP

 

 

 

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