Tiempo de Pascua desde Scala Coeli (14)

 

Cirio Pascual Iglesia de San Esteban - Muñana (Avila)

 

EL FULGOR DE LA PASCUA

 

    Pascua es un tiempo sin tiempo, donde todo se ha revestido de alegría y donde la eternidad ha entrado por las rendijas del alma.

    Si Cristo ha resucitado, toda nuestra fe adquiere un tono más vivo y fulgurante. Ella nos garantiza que la última palabra en esta tierra nuestra no la tiene ni el dolor, ni la tristeza, ni la desesperanza. La última palabra la tiene el amor, la alegría, la esperanza.

    Ese amor suyo se ha desbordado y, como el mar, penetra por todos los rincones de la vida e inunda todos los misterios de nuestra existencia.

    El cambio al que nos impele nuestra fe no nos llega por simple voluntarismo, lo quiero y basta. No. Precisa de nuestra decisión de dejarse transformar poco a poco, lentamente, hasta que nuestra condición humana vaya entrando por la vereda del Resucitado y su fuerza nos haga nacer de nuevo, volcando nuestras reducidas categorías en las amplias perspectivas de su amor, que abarca a todos, porque por todos entregó su vida.

    En este tiempo sin tiempo no caben ya las ruindades en las que a veces nos debatimos; tampoco la visión estrecha de nuestras limitaciones.

    Jesús señala un nuevo horizonte al que dirigirnos desde la alegría de lo constatado. Él nos acompaña. Si Él ha resucitado, el camino está hecho de su luz y eso es suficiente para seguir cantando nuestras seguridades nacidas al resplandor de su resurrección. Ahí brota la alegría. En esa fuente hemos de saciar nuestros anhelos.

    Solo ahí podemos encontrar el descanso y la fuerza para proclamar con entusiasmo que sí, que Él ha resucitado.

 

Fr. Salus Mateos, OP