y nos vivencia la comunión fraterna,
pero también nos envía a sembrar esa fraternidad,
con vestidos de solidaridad y de paz.
Sentarse a la mesa del Señor significa
una puesta en común de nuestros dones
y de nuestros corazones.
Antes de comer el pan de Cristo,
el discípulo ha de estar dispuesto a lavar los pies,
a abrir sus manos y sus brazos,
a partir el pan y hacerse pan,
lo que sea necesario
para que nadie quede excluido
de las mesas de Dios.
• Vivir eucarísticamente es optar por la fuerza misteriosa
de Cristo resucitado.
• Vivir eucarísticamente es contar con la fuerza liberadora
del Espíritu Santo.
• Vivir eucarísticamente es creer que el pan partido es un fermento
de renovación de las personas, de la
Iglesia y de la sociedad.
• Vivir eucarísticamente es crear lazos de comunión en un
mundo roto y enfrentado.
• Vivir eucarísticamente es aprender a colaborar, respetando
la dignidad y los derechos de cada uno, respetando los carismas y capacidades
de todos. .
• Vivir eucarísticamente es aprender a compartir.
• Vivir eucarísticamente es aprender a servir.
• Vivir eucarísticamente es optar por la gratuidad.
• Vivir eucarísticamente es vivir en el amor. Pero el amor
entregado como el de Cristo, que se parte y se deja comer. “El que me come
vivirá por mí” (Jn 6, 57).
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