Cuando remamos a
oscuras
en medio de la
noche,
y nuestras redes
están vacías,
tú estás presente,
aunque nuestros
ojos no sepan reconocerte.
SEÑOR, TÚ LO SABES
TODO. ¡TÚ SABES QUE TE AMO!
De madrugada,
cuando la luz vence a las tinieblas,
en el primer día de
la semana,
tú estás en la
orilla,
y tu palabra
ilumina nuestras sombras.
SEÑOR, TÚ LO SABES
TODO. ¡TÚ SABES QUE TE AMO!
Señor de la Vida en abundancia,
Señor de las redes
llenas:
como Juan,
queremos ser
capaces de reconocer tu presencia;
como Pedro,
queremos saltar de
la barca para ir a tu encuentro.
SEÑOR, TÚ LO SABES
TODO. ¡TÚ SABES QUE TE AMO!
Nos das a comer un
pan y unos peces
que has preparado
para nosotros,
y en esa comida
compartida
aprendemos a
entregar sin reservas
lo que
gratuitamente hemos recibido de ti.
SEÑOR, TÚ LO SABES
TODO. ¡TÚ SABES QUE TE AMO!
Tú reclamas de
nosotros
la confesión de
nuestro amor,
y nos envías
después a sostener, a apoyar,
a defender la vida
de nuestros hermanos.
No tenemos más que
un poco de pan
y la pobreza de
nuestro amor,
pero eso es lo que
podemos ofrecerte,
y con eso estamos
dispuestos a seguirte.
SEÑOR, TÚ LO SABES
TODO. ¡TÚ SABES QUE TE AMO!
Con todos los que
creen sin haber visto,
con todos cuantos
buscan sin desfallecer,
con todos los
pequeños y humildes de corazón,
creemos y
proclamamos
que en ti la muerte
ha sido vencida,
que estás vivo y
nos precedes en el camino.
SEÑOR, TÚ LO SABES
TODO. ¡TÚ SABES QUE TE AMO!
Dolores Aleixandre (Compañeros
de camino)
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