San Alberto nace en el seno de una noble familia en la Baviera Alemana en 1206. Desea cursar la carrera de Leyes por lo que sus padres le envían primero a Bolonia -que más tarde será cumbre de los estudios juristas-, más adelante a Venecia, y termina en Padua. Allí conocerá a su compatriota, Jordán de Sajonia sucesor de Santo Domingo en el gobierno de la Orden. Queda prendado por la predicación y las cualidades de este hombre; recibe la llamada de Dios y decide ingresar en la Orden de Predicadores en 1224. La oposición de su familia es frontal, pero él permanece fiel a su decisión.
En 1228 es enviado a su Patria como profesor y enseña, primero en Colonia, con posterioridad en Hildesheim, Friburgo, Ratisbona, Estrasburgo y en la Sorbona de París, donde tendrá como discípulo predilecto a Santo Tomás de Aquino. A los estudiantes llegados desde todos los extremos de Europa Alberto les explicaba con espíritu universal una nueva ciencia: la física de Aristóteles según la interpretación de autores judíos y musulmanes.
En 1248 le encontramos de nuevo en Colonia dirigiendo el Estudio General de la Orden en esta ciudad. En los años 1254 a 1257 es elegido Provincial de Teutonia. En 1256 está en Roma y allí, con San Buenaventura, franciscano, defiende los derechos de las Ordenes Mendicantes a enseñar en las Universidades. Allí Alberto es profesor en la Curia Pontificia.
Cuatro años más tarde el Papa Alejandro IV le nombra Obispo de Ratisbona, a pesar de su oposición y la del Maestro de la Orden ; a los dos años, con nostalgia de su vida conventual dominicana, el Papa Urbano IV le acepta la renuncia. De 1261 al 1263 es nombrado Predicador papal de la Cruzada y profesor de la Curia Pontificia.
Destaca Alberto por su capacidad, sagacidad y equilibrio en solucionar casos conflictivos, y también por su misión en el campo de la enseñanza y la investigación. Participa en el II Concilio de Lyon.
En 1279 se debilita física y mentalmente. Ese mismo año redacta su testamento y muere en Colonia, con serenidad y paz, sobre su mesa de trabajo. Era el 15 de noviembre de1280.
San Alberto es Magno por la grandeza de su espíritu. Era un hombre abierto a lo universal; escritor y profesor incansable. Como naturalista era un hombre de vocación analítica y observador nato. En sus obras destacan afirmaciones talas como: "Yo lo observé" "Yo hice el experimento" "Esto me lo han referido pescadores o cazadores expertos".
Pero es preciso destacar que Alberto estudia, investiga, analiza todo en función de la Santa Predicación ; por eso utiliza tanto las Ciencias Naturales, Biología, Botánica, Química, Zoología, Arqueología, como la Filosofía y la Teología. San Alberto es un científico, pero ante todo es un teólogo, observante y mortificado, hombre de oración ininterrumpida. Pasa muchas noches en la oración, amante de la Eucaristía : "Celebraba los Misterios Divinos con la más grande pureza y el más ardiente amor".
San Alberto Magno es un místico que descubre a Dios en el encanto de la creación. Y un místico mariano, con una sencilla y profunda devoción a la Virgen María. Su amor a la Virgen es ingenuo y profundo a la vez, siendo consciente de que fue María la que lo confortó para perseverar en su vocación y amor al estudio.
Es la personificación más perfecta, junto con Tomás de Aquino, del ideal dominicano: ataca el error previniéndolo y afrontándolo; busca la síntesis de todos los conocimientos, incluidos los provenientes del paganismo; rastrea las huellas de la Verdad en todas las ciencias, humanas y divinas.
Fue canonizado por Pio XI el 16 de diciembre de 1931. Pio XII, en 1941, lo declara Patrono de los científicos.
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