viernes, 18 de abril de 2014

LAS PALABRAS DE CRISTO EN LA CRUZ (VI)


6ª.- CONSUMMATUM EST: ACABADO  ES".  Jn 19, 28-30. Mc 14, 32-42


Levantaría entonces sus ojos honestísimos la Virgen a ver si con esta palabra se acababa la vida del Hijo. ¿Cuál de estas cosas deseáis, Virgen? ¿Deseáis, por ventura, que se acaben sus dolores? Si se acaban su dolores, también se ha de acabar su vida. ¿Pues deseáis que se acabe la vida? No es de madre tal deseo. Pues, ¿qué deseáis? Nueva manera de dolor es ésta, pues no sabéis qué desear.

Pues, ¿qué sentiría el corazón de la Virgen cuando levantara sus ojos a mirar la cara del Hijo y en la amarillez y mudanzas de ella conociese la presencia de la muerte, que ya se acercaba? ¿Qué sentiría cuando viese perderse el color del rostro, teñirse los labios de color de muerte, afi­larse las narices, oscurecerse la hermosura de sus ojos, incli­narse la cabeza y levantarse el sagrado pecho? ¿Conocéis vos, Señora mía, esta figura? ¿Conocéis cuya es esta tan enrojecida voz? ¿Cómo se ha descolorido el rubí en que se miraban vuestros ojos? ¿Cómo se ha marchitado la flor de la mañana? ¿Cómo es eclipsado el sol del medio­día?

¡Oh castísimos ojos, guardados para verdugos de este día! ¿adónde miraréis que no sea con intolerable dolor? Si miráis a lo alto, veis las insignias y los mensajeros de la muerte en la cara del Hijo. Si miráis a lo bajo, veis la tierra toda arroyada y encharcada de su sangre.  Pues, ¿adónde, Virgen, miraréis, cuando el cielo y la tierra parece que han conjurado hoy contra vos? ¿Cómo pueden estos piadosísimos ojos ver los hilos de la sangre viva correr a vuestros pies y no morir?.



                                                                        (Fr. Luis de Granada)


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