domingo, 14 de febrero de 2010

Teresa Titos

La sierva de Dios Teresa de Jesús Titos Garzón, nació en la ciudad de Granada el 4 de enero de 1852. Desde su infancia manifestó una profunda inclinación espiritual. Nadie habló con ella que no quedara edificado. De corazón noble, sin dobleces, generosa en dar y perdonar. Franca, sencilla, alegre, compasiva, sacrificada, siempre igual en todo, humilde.

El 4 de enero de 1871 ingresa en el beaterio de Santo Domingo y al año siguiente profesa como religiosa. Desde que se vio consagrada al Señor se trazó un plan de vida, programa de perfección total que cumplió con fidelidad. Tuvo dos grandes amores: Jesús Sacramentado y la Virgen María. En su manera de obrar no dio lugar a discusiones, siempre obró con prudencia y discreción siendo por esto objeto de admiración y cariño. Al reprender lo hacía obligando a la reflexión.

Su corazón se inclinó hacia los pobres, eran sus predilectos. Fundó la Congregación de Santo Domingo en el año 1907 que tiene como apostolado peculiar desde sus orígenes, la instrucción en la educación cristiana, especialmente a favor de la niñez y juventud más necesitada.

Sus últimas palabras fueron el legado de una herencia espiritual de gran profundidad de sencillez: “Dejadme morir en la cruz . Qué locos somos si no somos santos. Aprovéchense, hijas y no desperdiciéis el tiempo”. En la cruz del dolor moría el 14 de febrero de 1915. Sus hijas continúan su obra legada de un carisma ungido de amor a Dios y a los hermanos en la enseñanza de la Verdad.

Sus restos mortales se encuentran en la casa Madre de la Congregación, en Granada a los pies del altar de la capilla en donde tantas veces oró al Señor. Actualmente se encuentra en proceso de beatificación.



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