Arrepentimiento, conversión y penitencia.
El arrepentimiento y la conversión son fundamentales para el camino hacia la salvación y la reconciliación con Dios.
Según Santo Tomás, el principio de penitencia es la operación de Dios que dirige nuestros corazones hacia Él. Es el mismo Dios quien siempre nos llama a la penitencia y a una conversión más profunda; este llamado es siempre una gracia entregada a nosotros por la misericordia de Dios.
La conversión implica un cambio de corazón y una vuelta a Dios. Reconoce que los seres humanos, debido al pecado, pueden alejarse de la voluntad divina, pero también destaca la capacidad de los individuos para volver a Dios a través del arrepentimiento sincero.
Nos convertimos hacia Dios solo porque primero Él nos ofrece Su gracia: de esta manera el acto de conversión siempre tiene un comienzo divino, porque es siempre Dios quien nos acerca a Él.
Además, debe haber un movimiento de fe. Una vez que regresamos a Dios por Su gracia, debemos creer en Su poder para salvarnos de nuestros pecados. Debemos expresar nuestra fe en que Jesús.
Oración
Concédeme, Señor Dios mío
soportar ya aquí tus castigos como penitencia,
servirme de tus beneficios por tu gracia,
y gozar de tu gozo en la patria para tu gloria.
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