Predicación
y modernidad
Fr. Humberto de Romans, O.P. |
Indica este fraile dominico francés que el
primordial contenido de la predicación es la Sagrada Escritura; la excelencia
de la misma viene dada por su autor, por su contenido y por el fin que desea
lograr la proclamación de la Palabra. Está al servicio del Reino de los Cielos
y sin la misma el mundo sería estéril, porque la predicación se desarrolla para
robustecer la esperanza eterna. La predicación, además, vigoriza al Pueblo de
Dios porque le brinda alimento para el camino. ¡Asombrosa actualidad!
Al lado de estas reflexiones predicadoras,
sobradas de tino y moderna solera, contrasta en nuestra iglesia el renacer de añejas devociones,
el recuperar estrategias vocacionales de dudosa eficacia antaño, el paniaguar
el centro cristológico desplazándolo a otros acentos, el aplauso a formas de
clericalismo más que envejecidas…, frente al panorama presente, baste subrayar
el siguiente recado: La predicación, y quien la hace, es como un legado enviado por Dios para sus asuntos,
dice Humberto de Romans.
Fr. Jesús Duque OP.