sábado, 25 de febrero de 2017

La mesa de la Palabra: Aprender, siempre aprender



Aprender, siempre aprender

En el haber de los frailes predicadores ocupa un lugar relevante el estudio como medio para acercarnos mejor al Dios de los hombres con sus heridas y esperanzas para mejor servir el evangelio de la gracia a los coetáneos. Si el estudio, además, lo enmarcamos en una vocación con marchamo orante, resultará a no dudar un quehacer teológico de alta calidad que redundará, a su vez, en modos y mensajes evangelizadores de muchos quilates.

El fraile predicador, tras unos pocos años en el servicio pastoral del Pueblo de Dios, también aprende que cuando se han vaciado los años con los únicos pertrechos de la predicación del evangelio y la compasión con los iguales, que Dios Padre-Madre no solo es el que conduce nuestras vidas e ilusiones, sino también es el que en la hora oportuna se cruza en el camino de todos sus hijos, creyentes o no, buen0s o malos. En esta encrucijada, además, sabe decirnos a cada uno en tono y contenido personalizados, que está siempre con nosotros y que es la mar de feliz cuando seguimos el camino de su Hijo. También, y con ternura gratificante, se ocupa de constatar cuál es la prioridad del corazón de cada uno de sus hijos, y ¡bien que lo celebra cuando la Buena Noticia de Jesús inunda la comunidad, las manifestaciones religiosas y la Iglesia!

Sin duda, que tal vivencia anima a seguir aprendiendo de los mil y un detalles que tiene el Dios-con-nosotros cuando con la Palabra de su Hijo trenza, día a día, nuestra vida, ¡y qué bien lo hace!.


Fr. Jesús Duque OP.