En este monte solitario se ve Cristo transfigurado; en éste se ve la hermosura de Dios; en éste se reciben las arras del Espíritu Santo; en éste se da a probar una gota de aquel río que alegra la ciudad de Dios; en éste, finalmente, se da la cata de aquel vino precioso que embriaga los moradores del cielo.
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(Tomado de dominicos.org)
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