Seguir leyendo...Es de considerar cómo antes que el Salvador diese principio a la predicación del Evangelio, se aparejó con ayuno de cuarenta días y con la soledad del desierto, para que tú entiendas por aquí cuán grande sea la misión de la salud de las almas, pues aquel Señor, que era sumamente perfecto, sin tener de eso alguna necesidad, se dispuso para él con tan grandes aparejos.
(Tomado de dominicos.org)
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