La COMPASIÓN
como huella de misericordia de Santo
Domingo
Podemos
hablar de la compasión como el modo que heredamos de Domingo para relacionarnos
con el mundo. Se trata de uno de los ingredientes esenciales de nuestro carisma,
y me atrevería a plantearlo incluso como el “aglutinante” perfecto de los cuatro
pilares dominicanos. La compasión la vemos en la manera de pensar y actuar de Domingo.
Según Jordán de Sajonia, Domingo “llevaba la miseria de los demás en el más
íntimo santuario de su compasión y el cálido sentimiento que tenía por ellos en
su corazón se descargaba con las lágrimas que fluían de sus ojos”.
Ahora
bien, ¿cómo definir la compasión? Timothy Radcliffe OP se refiere a ella como
irse liberando de la dureza de corazón que se manifiesta en el juicio sobre los
otros, aprender la vulnerabilidad ante el dolor del otro, y escuchar el grito
de ayuda de nuestro hermano.
La compasión de Domingo es contemplativa
(de nuestro mundo), orante, intelectual (estudio), comunitaria (compartida) y
de acción. Domingo nos presenta al Dios de la misericordia, de la compasión, y,
por lo tanto, nos invita constantemente a observar, conocer, y tocar las
necesidades de nuestra comunidad y de nuestro mundo. Nos impulsa a observar, a
escuchar con los oídos del corazón, a dialogar y a discernir nuestra manera de
actuar en favor de los más desfavorecidos, o, dicho de otra manera, de hacernos
cargo, de cargar con la miseria y el dolor de nuestros hermanos.
Quizá
así veamos mejor el estrecho vínculo que hay entre estudio y compasión, y entre
compasión y el compromiso de la Orden en temas de Justicia y Paz. Qué mejor
muestra del estudio compasivo que el paso de Domingo por Palencia en donde se
decía de él que “por encima de todo anteponía la santidad de vida a las
argucias de los razonamientos; y el fruto de las palabras espirituales, a los
libros”. El estudio era lo que mantenía viva su compasión, y conmovido por las necesidades de los pobres
vendió sus libros: No
puedo estudiar en pieles muertas mientras mis hermanos mueren de hambre.
Hoy,
¿nos conmovemos por el sufrimiento de nuestro prójimo?Como cristianos, y
especialmente como dominicos, estamos llamados a orientar nuestra vida hacia la
predicación del Evangelio, tarea que sólo seremos capaces de llevar a cabo
encarnando la compasión de Domingo en nuestro mundo de hoy.
La compasión dominicana es un compromiso de
vida, no un ideal al más puro estilo romántico. Implica palabras y hechos, es
nuestra manera de posicionarnos ante el sufrimiento de nuestro mundo, de
nuestros hermanos. Es la manera en la que estamos llamados a ponernos en acción
y de reaccionar en solidaridad con los más vulnerables, pasando la miseria de
nuestros hermanos por nuestro corazón, para así poder actuar con-pasión.
Mónica
Marco, csd
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