San Álvaro: Fundador del Vía Crucis.
El 11 de Noviembre de 1417, en el concilio de Constanza, con
la elección del Papa Martín V se dio por finalizado el Cisma de Occidente. A
partir de entonces, se vio la necesidad de emprender una reforma en las órdenes
religiosas para acabar con la relajación existente que se llamó “la claustra”.
La Orden Dominicana en España consigue del nuevo Papa la
fundación de seis conventos de reforma. Para dicha empresa es nombrado San
Álvaro como Superior. A tal fin hace un viaje a Roma y a Jerusalén. A su
regreso, busca un lugar para iniciar la reforma, y cuyo entorno le recordara lo
que él había visto y vivido en los Santos Lugares. Y lo encuentra aquí, en
Córdoba, donde erige el primer convento en 1423. Y le puso el nombre de Scala
Coeli; “Escalera del Cielo”.
Fue aquí donde practicó por primera vez, fuera de Jerusalén,
el orden, la forma y contenido de lo que en la actualidad conocemos en el mundo
entero como Vía Crucis.
Inicialmente constaba de 8 estaciones, cuyo testimonio son
las 8 cruces colocadas a la vera del camino, hasta que en 1731 el Papa Clemente
XII fijara las 14 estaciones.
Gracias a los papas Inocencio XI en 1686, Inocencio XII en
1694, Benedicto XIII en 1726, que concedieron indulgencias a quienes
practicaran dicha devoción, se ha extendido por el mundo entero. Pero sobre
todo al Papa Benedicto XIV, que exhortó a todos los sacerdotes que colocaran en
las iglesias las estaciones.