Populismo
y posverdad
En el remate del año y como datos para la comprensión
y rótulo de sus doce meses, circulan dos palabras, nacidas de fuentes distintas,
que tienen innegable interés.
El Diccionario de Oxford escogió el vocablo posverdad, indicando que en el debate
político y sociocultural lo importante no es la verdad sino vencer en el debate;
el hecho objetivo pierde autoridad y evidencia, en la opinión pública, a favor
de emociones y creencias personales. El debate público en torno al Brexit y las
elecciones presidenciales USA, han facilitado la emergencia de esta palabra, la
posverdad, que apunta a que la verdad no es relevante y carece de importancia,
el debate se constriñe a los 140 caracteres de un tuit o a slogans con apariencia
de verdad.
Por su parte, la Fundación del Español Urgente
(Fundeu), grupo del Banco Bilbao Vizcaya y de la Agencia EFE, estimó que la
palabra populismo es la identificadora
del pasado año. No cabe duda que apunta a contenido político que rechaza los
partidos políticos convencionales y se manifiesta combativo con los grupos
dominantes, vulgo casta. Cuenta con la lógica denuncia que tienen los usos
corruptos de las clases privilegiadas, y más cuando los líderes populistas
dicen ser redentores de los humildes. Su referencia es la gente, no el pueblo como
sujeto democrático y detentador de la soberanía nacional.
En los dos casos se rebasa el umbral de la moda o
la ligereza de algunos medios de comunicación y provoca retos insoslayables al
Pueblo de Dios. Para los que caminamos en pos de la verdad que nos hace libres
y confesamos el credo democrático que ayuda a confesar la igual dignidad de
hombres y mujeres como hijos de Dios. Desafío a asumir desde el seguimiento de
Jesús de Nazaret con el recurso indispensable del evangelio como mensaje
humanizador para nuestro tiempo, tan precisado de sensatez y esperanza solvente.
Fr. Jesús Duque OP.