A tí, Madre, nos acercamos con confiaza.
En ti, que has
creído en las palabras mandadas desde el cielo
Y las has
llevado en tu corazón,
Nos refugiamos
la Familia Dominicana.
En ti se ha
hecho carne la Palabra de la que participamos,
que contemplamos y que alabamos,
que predicamos y
por la que vivimos.
Bajo tu amparo,
hoy de nuevo,
nos consagramos
al ministerio d e la Palabra
encarnada y nos consagramos
también a ti,
Para que
escuchando como tú,
interiormente
la Palabra y siendo ungidos por el
espíritu,
Del que tú
fuiste sagrario,
Nos dediquemos
incansablemente
a la predicación
del nombre de tu Hijo por el mundo.
Tú, iluminada
desde tu interior
Has conocido el
misterio de la Palabra.
Haz que por ti podamos
nosotros
Percibir ahora
sus presencia en la historia de nuestro tiempo
Para que
lleguemos a contemplarla cara a cara en el cielo.