JORNADA ESPIRITUAL
“INICIAMOS JUNTOS EL AÑO DE LA MISERICORDIA”
P. José Antonio Segovia O.P.
Santo Domingo de Scala Coeli - 12 de
diciembre de 2015
Reflexión
del P. José Antonio sobre este Año Jubilar de la Misericordia proclamado por el
Papa Francisco, explicando que no es un año más, no es un tema teológico, sino
un proyecto de vida a recorrer desde ahora y hasta el próximo año.
Para ello toma como punto de partida el propio logos que recupera una vieja tradición de la Iglesia: el Buen Pastor que carga con la “oveja perdida” y sintoniza con lo que de sufrimiento hay, pone la atención en la mirada solidaria, en las heridas… Sólo quién se siente herido puede comprender. Él con sus heridas se acerca, sus heridas nos han curado y nos invita a hacer lo mismo, a ser misericordiosos también con los demás.
Para
ello necesitamos dar un primer paso que es reconocer e identificar cada una de
nuestras heridas, a todos los niveles. Responder a la pregunta ¿de qué necesito
yo ser sanado?. Recibir misericordia para darla. Pero recibirla de manera
veraz, profunda. El Papa nos propone un año de gracia que es más que nunca una
oportunidad de sanación por medio del perdón y la reconciliación. Vivir esa
gracia a la luz de la Palabra implica conversión espiritual.
La
puerta que se abrió el día de la inauguración (8 de diciembre, día de la
Inmaculada) es la puerta abierta que es Jesús. El Papa quiere que la Iglesia
abra sus puertas sin demora, abrir el corazón a los pobres, a quienes viven en
la periferia.
Es
momento de situarnos en este comienzo de año y para ello, la idea de unir la
misericordia con alegría según el texto de San Pablo a los Romanos 12,1-8 nos
aporta una dimensión nueva.
No hay nada imposible desde la
misericordia. Todas las situaciones límite que vivimos admiten una puerta
abierta. Dios nos da la capacidad de estar abiertos, de sentirnos perdonados,
comprendidos, aceptados y para ello manda a personas para que lo
experimentemos.
Tal vez haya
puertas por abrir, pero pensemos que algunas ya las hemos abierto o se están
abriendo. Es un proceso que va de dentro hacia fuera.
La
Misericordia es toda una pedagogía para explicar el misterio de la Encarnación.
Ahora que nos acercamos a la Navidad, es interesante reflexionar sobre ello.
Dios al encarnarse en Jesús asume nuestro dolor, no lo ignora. Es un movimiento
instintivo, un amor eterno y en esa dinámica nos sigue diciendo “déjamelo a
mí”. ¿Qué heridas, vacíos, realidades de la humanidad reclaman que Él venga y
se encarne?. Necesitamos ver nuestra historia a la luz de la de Jesús, analizar
todo aquello que ha ido sanando gracias a la fe.
Tenemos
por delante un apasionante recorrido y tras un intenso día de reflexión,
oración personal y colectiva terminamos con una Eucaristía donde compartimos la
alegría de su misericordia en nosotros.
¡Abramos las puertas!