domingo, 12 de octubre de 2025

Semana del Rosario: Domingo, 12 de octubre de 2025

 




LA ORACION DEL ROSARIO, para la Santificación y Evangelización



    La Madre Dios en persona, le enseñó a Santo Domingo a rezar el Rosario en 1212. Durante su estancia en Tolosa, y en concreto, en Prulla, donde un grupo de mujeres conversas de la herejía, acompañaban con la oración su obra de evangelización de los herejes Albigenses, y preparando así la fundación de la Orden de Predicadores, en la capilla dedicada a la Virgen, ella le entregó el Rosario, y le enseñó a rezarlo para la santidad y evangelización de todos los hombres.

    La oración de los misterios de Cristo, de manos de María con el Rosario, fue un escudo para vencer la herejía, un medio para encontrar refugio y consuelo en la misión, una fuerza y confianza a la hora de afrontar y superar las dificultades de la vida de la Evangelización. El centro de esta Oración es Jesús y su obra salvadora, un evangelio para todos.

    La Oración del Rosario ayuda a la Santidad personal y comunitaria, haciendo de la propia vida el primer acto evangelizador: Santidad que se vive en la vida cotidiana, y se expresa en pequeños gestos de amor a Dios y al prójimo. Con esta oración, es posible ser santos, felices y buenos por el seguimiento del Misterio de Cristo. Un camino que está abierto a todos cuantos lo acogen. Así evangelizamos llevando la vida y el misterio de Cristo.

    El Papa Francisco sitúa la santidad en la vida cotidiana de esta manera:

* Constancia en la oración
* Caridad, paciencia y mansedumbre en los acontecimientos diarios
* Alegría y sentido del humor, relativizando lo negativo y duro de la vida.
* Audacia y fervor. La confianza en Dios impulsa a ser valiente en la fe y salir de si para anunciar el evangelio.
* Vida en comunidad para compartir la fe y la vida en la familia y otras comunidades.
* Haciéndonos contemplativos en la acción.


Fr. José Antonio Segovia, O.P.



Oración


“Oh Rosario bendito de María,
dulce cadena que nos une con Dios,
vínculo de amor que nos une a los Ángeles,
torre de salvación contra los asaltos del infierno,
puerto seguro en el común naufragio,
no te dejaremos jamás.

Tú serás nuestro consuelo en la hora de la agonía.
Para ti el último beso de la vida que se apaga.

Y el último susurro de nuestros labios será tu suave nombre,
oh Reina del Rosario,
oh Madre nuestra querida,
oh Refugio de los pecadores,
oh Soberana consoladora de los tristes.

Que seas bendita por doquier, hoy y siempre,
en la tierra y en el cielo”.

AMEN

(Oración del B. Bartolomé Longo)




Misterios Gloriosos


1º. La Resurrección del Señor:

Al alborear el primer día de la semana, fueron María la Magdalena y la otra María a ver el sepulcro. Un ángel del Señor dijo a las mujeres: Vosotras no temáis, ya sé que buscáis a Jesús, el crucificado. No está aquí. ¡Ha resucitado! Venid a ver el sitio donde yacía e id aprisa a decir a sus discípulos: Ha resucitado” (Mt 28, 1-8).

2º. La Ascensión del Señor a los cielos:

Jesús dijo a sus discípulos: Sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”. “El Señor Jesús, después de hablarles, ascendió a los cielos y se sentó a la derecha de Dios” (Mt 28, 20; Mc 16, 19).

3º. Pentecostés, la venida del Espíritu Santo:

De repente, un ruido del cielo, como de un viento recio, resonó en toda la casa donde estaban los discípulos. Vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se repartían posándose encima de cada uno. Se llenaron todos de Espíritu Santo” (Hch 2, 1-4).

4º. La Asunción de María a los cielos:

María dijo: Me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí” (Lc 1, 48-49). “¡Toda hermosa eres amada mía, no hay defecto en ti! Ven del Líbano, esposa mía, ven” (Ct 4, 7).

5º. La coronación de María en los cielos:

Una gran señal apareció en el cielo: una Mujer, vestida de sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza. Y fue arrojado el gran dragón, la Serpiente antigua, el llamado diablo y satanás” (Ap 12, 1, 9).



No olvidemos:


* En cada misterio rezar un Padrenuestro, diez Avemarías y un Gloria.

* Cada misterio es un momento para reflexionar sobre la vida de Jesús y María, fomentando la fe, la esperanza y el amor.

* Al meditar sobre cada misterio, pidamos a Dios que nos conceda un fruto espiritual específico, como la fe en Cristo resucitado, dirigir nuestra mirada hacia el Reino de Dios y desprendernos de lo material, impulsar la participación y al amor por los hermanos, y la devoción y confianza en la Santísima Virgen, lo que nos debe llevar a confiar en su intercesión, …

* Quizás, en esta ocasión, podríamos llevar una intención especial de oración por todos los cristianos, que tenemos la responsabilidad de ser agentes de evangelización, ya sea a través de la predicación, el testimonio de vida, o el trabajo en diferentes ámbitos como la familia, la cultura, la sociedad, la política o la educación.

sábado, 11 de octubre de 2025

Semana del Rosario: Sábado, 11 de octubre de 2025

 




La meditación o contemplación de los misterios del Rosario



    El término “misterio” entró en el vocabulario del Rosario por primera vez en los estatutos de la cofradía del Rosario, en 1480, donde se enumeran los quince misterios distribuidos en tres series: gozosos, dolorosos y gloriosos. En el año 2002, el papa San Juan Pablo II añadió una cuarta, la de los misterios luminosos.

    Desde muy pronto se vio la necesidad de “meditar” los misterios del Rosario para que esta oración no se convirtiera en mecánica y rutinaria. El papa San Pablo VI subrayaba que la contemplación de los misterios era un elemento tan esencial al rezo del Rosario que, si llegara a faltar, esta oración se volvería semejante a un cuerpo sin alma. Bien rezado, el Rosario es una oración contemplativa. San Juan Pablo II decía que el Rosario forma parte de la mejor y más reconocida tradición de la contemplación cristiana.

    ¿Por qué hay que contemplar los misterios de Cristo? Porque para ir al Padre tenemos que pasar por Jesús, tenemos que contemplar e imitar los misterios de su vida. Sus acciones, sus palabras y sus gestos son verdaderos misterios, son medios de salvación, son fuente de vida eterna. Hay en ellos un significado oculto que no aparece a simple vista; por eso se nos invita a meditarlos una y otra vez. Pero, más allá de los misterios, lo que realmente nos interesa es la persona de Cristo: queremos buscarle a Él, entrar en comunicación con Él; entablar con Él una comunión de vida.

    La meditación de los misterios del Rosario nos ayuda poderosamente a modelar nuestro corazón a imagen del corazón de Jesús. Y esto, a su vez, nos conduce necesariamente a “anunciar a Cristo”.

    María fue la primera que contempló los misterios de su Hijo. Algunos los vivió en propia carne. El evangelista san Lucas alude a la dimensión contemplativa de María en dos ocasiones en las que nos dice que “conservaba todo esto en su corazón”. El Rosario es contemplar a Cristo con los ojos de María. Como enseña San Juan Pablo II en su Carta apostólica sobre el Rosario, esta oración nos lleva a recordar a Cristo con María, a comprender a Cristo desde María, a configurarnos con Cristo a través de María, a rogar a Dios con María. Se trata de un modo insuperable de ir a Jesús por medio de la Virgen.

    Meditar los misterios de la vida de Cristo, es decir, los misterios del Rosario, nos proporciona un inmenso caudal de vida. Nos ayuda a iluminar la realidad con una luz nueva; nos acerca a Dios, haciéndonos entrar en el mundo de sus “preocupaciones”, y, por ello, nos hace más sensibles a las necesidades de la gente que nos rodea. El Rosario sigue siendo una oración capaz de revitalizar la vida espiritual de todo cristiano.

Fr. Manuel Ángel Martínez, O.P.



Oración


Oh, María, Madre de Dios y Madre nuestra:

Enséñanos a aceptar la voluntad de Dios

con el Espíritu de la Anunciación.

Visítanos en nuestras necesidades

Como visitaste a Isabel.

Engéndranos a la gracia,

como engendraste a Jesús en la carne.

Preséntanos a Dios Padre,

como hijos tuyos.

Haz que nos perdamos un tiempo, cada día,

en comunicarnos con Dios, para que,

a ejemplo de tu Hijo, Jesús,

tengamos, como alimento, dejar que Dios

pueda “actuar su providencial plan de salvación”

sobre cada uno de nosotros.

Amén.



Misterios Gozosos


1º. La Anunciación del Ángel a María:

El ángel, entrando en la presencia de María, le dijo: Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo…Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. María contestó: Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra” (Lc 1,2 26-38).

2º. La Visitación de la Virgen a su prima Isabel:

María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, y saludó a Isabel. Isabel dijo a voz en grito: ¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! Dichosa tú que has creído. María dijo: Proclama mi alma la grandeza del Señor” (Lc 1, 39-56).

3º. El Nacimiento del Hijo de Dios en Belén:

Mientras estaban en Belén, le llegó a María el tiempo del parto y dio a luz a su Hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en la posada. Un ángel se apareció a unos pastores y les dijo: Hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor” (Lc 2, 1-14).

4º. La Presentación de Jesús en el Templo:

Los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor. Simeón lo tomó en brazos y dijo: Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador” (Lc 2, 22-40).

5º. El Niño Jesús Perdido y Hallado en el Templo:

“Cuando Jesús cumplió doce años, subieron sus padres con él a Jerusalén por las fiestas de Pascua. Cuando terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén. A los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros” (Lc 2, 41-52).



No olvidemos:

* En cada misterio rezar un Padrenuestro, diez Avemarías y un Gloria.

* Cada misterio es un momento para reflexionar sobre la vida de Jesús y María, fomentando la fe, la esperanza y el amor.

* Al meditar sobre cada misterio, pidamos a Dios que nos conceda un fruto espiritual específico, como tener un corazón pobre y servicial, anteponer las cosas de Dios a cualquiera otra personal o mundana, estar atentos a las necesidades de los demás, ….

* Quizás, en esta ocasión, podríamos llevar una intención especial de oración por las monjas contemplativas.

viernes, 10 de octubre de 2025

Semana del Rosario: Viernes, 10 de octubre de 2025

 



La eficacia del rezo del Rosario

    Históricamente, a medida que el rezo del Rosario fue desarrollándose y difundiéndose, el pueblo fiel fue dándose cuenta de su gran eficacia como oración de petición. No es simplemente que María intercede por nosotros cuando lo rezamos, que, de por sí, es lo más importante, sin que, además, entran en juego otros factores fundamentales de la oración de petición.

    Se considera que hay principalmente tres motivos por los cuales Dios no atiende a nuestras peticiones. El primero porque, a veces, pedimos de un modo incorrecto, lo que suele estar relacionado con nuestra disposición ante Dios (por ejemplo, falta de humildad al pedir). En otras ocasiones, el error radica en el contenido de nuestra petición: pedimos cosas que nos gustan pero que no redundan en lo importante, es decir, en el bien de la gente y en nuestra salud física y espiritual. El tercer motivo es más misterioso. Todos tenemos experiencia de haber pedido con humildad a Dios algo que es evangélicamente correcto, pero, aparentemente, Dios no ha atendido nuestra petición. Quizás, misteriosamente, Dios sí lo ha atendido, pero no lo ha hecho a nuestra manera, sino a la suya, haciendo lo que Él considera más correcto, y ello supera nuestra capacidad comprensiva.

    Cuando rezamos correctamente el Rosario y con devoción, éste nos ayuda a superar los tres problemas anteriores.

    Por una parte, sentimos cómo María nos acompaña en la oración, y nos ayuda a tener un corazón humilde y arrepentido. También la Virgen nos guía para que no pidamos “caprichos” o cosas inoportunas. No sólo que María nos ayuda a pedir desde los valores del Evangelio, es que, sobre todo, allá donde ella está, se hace presente el Espíritu de Dios. Por ello, al orar junto a María, ella nos pone en contacto con el Espíritu Santo. Se trata de una oración que asciende derecha y certeramente al Padre.

    También María conoce muy bien lo que se sufre cuando las cosas no salen como nos gustaría. Ella vio morir a su inocente Hijo en la Cruz. Por eso, ella, por experiencia, sabe ayudarnos muy bien cuando nos hallamos ante una situación difícil y ante la que Dios, aparentemente, guarda silencia. María nos anima a orar, a poner con el rezo del Rosario nuestra vida en las sabias y misteriosas manos de Dios.

Fr. Julián de Cos, O.P.


Oración


Oh María, Madre de Dios y madre Nuestra:
Concédenos el coraje de unirnos a Jesús
en su agonía y decir en nuestro Getsemaní:
“Padre, hágase tu voluntad”.
Otórganos que por las “heridas” de Jesús,
podamos ser curados y salvados.
Enséñanos la humildad de nuestro Rey,
coronado de espinas.
Danos fuerza y amor para llevar
nuestra cruz diaria,
y poder asociar nuestros dolores
a los sufrimientos que, en clave de amor,
vivió Jesús, para redimirnos
por su crucifixión y muerte en el monte Calvario.
Amén.


Misterios Dolorosos

1º. La oración en el huerto de Getsemaní:

Jesús se apartó de los discípulos como un tiro de piedra, y, puesto de rodillas, oraba diciendo Padre, si quieres, aparta de mí este cáliz; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. En medio de su angustia oraba con mayor insistencia” (Lc 22, 39-42).

2º. La flagelación de Jesús:

Todos lo declararon reo de muerte. Algunos se pusieron a escupirle, y tapándole la cara, lo abofeteaban y le decía: Haz de profeta. Y los ciados le daban bofetadas”. “Pilato tomó a Jesús y mandó que lo azotaran” (Mc 14, 65; Jn 19, 1).
 
3º. La coronación de espinas:

Los soldados trenzaron una corona de espinas y se la pusieron en la cabeza y le vistieron un manto de color púrpura. Salió Jesús afuera, llevando la corona de espinas y el manto de color púrpura. Pilato les dijo: Aquí lo tenéis” (Jn 19, 2-3).

4º. Jesús carga con la cruz:

Tomaron a Jesús, y él, cargando con la Cruz, salió al sitio llamado de la Calavera”. “Lo seguía un gran gentío del pueblo, y de mujeres que se daban golpes y lanzaban lamentos por él” (Jn 19, 16-17; Lc 23, 27).

5º. Crucifixión y muerte de Jesús:

Lo crucificaron a él y, con él, a otros dos, uno a cada lado y Jesús en medio. Junto a la cruz de Jesús estaba su Madre. Jesús, al ver a su Madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su Madre: Mujer, ahí tienes a tu hijo” (Jn. 19, 18-30).


No olvidemos:

* En cada misterio rezar un Padrenuestro, diez Avemarías y un Gloria.

* Cada misterio es un momento para reflexionar sobre la vida de Jesús y María, fomentando la fe, la esperanza y el amor.

* Al meditar sobre cada misterio, pidamos a Dios que nos conceda un fruto espiritual específico, como enfrentar el sufrimiento con esperanza, practicar la humildad, ser solidarios con los que sufren, perdonar a nuestros enemigos, encontrar consuelo en la oración, …

* Quizás, en esta ocasión, podríamos llevar una intención especial de oración por los que, aún conociéndolo, se resisten a seguir a Jesús.

jueves, 9 de octubre de 2025

Semana del Rosario: Jueves, 9 de octubre de 2025



El Rosario: estar en la presencia de Dios


    El Rosario es una forma vocal de oración y, al mismo tiempo, una oración interior. El que desea orar muchos y orar bien, se da cuenta enseguida de la ayuda providencial que tiene en el Rosario. La formulación del Rosario es tan atinada que el alma puede remontar el vuelo místicamente. Y, en el momento de la más alta contemplación, aun pasando maquinalmente las cuentas del rosario, el alma se eleva y la oración se hace más interior. El Rosario ha alcanzado entonces su meta.

    En la mayoría de los casos, el Rosario sería un precioso auxiliar para los momentos de sequedad y desolación espiritual. El abandono filial, con espíritu de fe y amor, la intención que preside la oración, determinan también aquí el valor del Rosario: se trata de estar en la presencia de Dios.

    Cuando hacemos uso del Rosario, deberíamos dejar más bien a Dios que nos moviese y penetrara todo nuestro ser. La esencia de todo acto de oración es lograr que nuestra voluntad se conforme a la voluntad de Dios. En el caso del Rosario, esto se logra por una murmuradora y casi silenciosa fusión de voluntades.

    Por medio de la oración del Rosario, nos remontamos hasta el pasado, y nos ponemos en la situación de María. El Rosario nos capacita para ir siguiendo la evolución de María, el desarrollo de su vida. Con fe y esperanza podemos ir experimentando todas las fases del misterio de Cristo: tomamos como punto de partida los gozos de la madre y de su Hijo, pasamos a través de los sufrimientos soportados por el Redentor y por su madre, y finalmente llegamos al punto en el que compartimos la felicidad de María por la victoria y triunfo de su Hijo.

    Cuando rezamos el Rosario estamos haciendo lo que María misma hizo: “Su madre conservaba todas estas cosas en su corazón” (Lucas 2, 51).

    Uniéndonos, por medio de la oración, con el “misterio de Dios, misterio que abarca también el misterio mariano” es como llegaremos a adquirir conciencia de nuestro papel y de nuestra vocación concreta en este mundo redimido.

Fr. Edward Schillebeeckx, O.P.



Oración

María, mujer de la escucha, haz que se abran nuestros oídos; que sepamos escuchar la Palabra de tu Hijo Jesús entre las miles de palabras de este mundo; haz que sepamos escuchar la realidad en la que vivimos, a cada persona que encontramos, especialmente a quien es pobre, necesitado o tiene dificultades.

María, mujer de la decisión, ilumina nuestra mente y nuestro corazón, para que sepamos obedecer a la Palabra de tu Hijo Jesús sin vacilaciones; danos la valentía de la decisión, de no dejarnos arrastrar para que otros orienten nuestra vida.

María, mujer de la acción, haz que nuestras manos y nuestros pies se muevan «deprisa» hacia los demás, para llevar la caridad y el amor de tu Hijo Jesús, para llevar, como tú, la luz del Evangelio al mundo.

Amén.



Misterios Luminosos


1º. El Bautismo de Jesús:

Fue Jesús desde Galilea al Jordán y se presentó a Juan para que lo bautizara. Apenas se bautizó Jesús, salió del agua; se abrió el cielo y vio que el Espíritu de Dios bajaba como una paloma y se posó sobre Él. Y vino una voz del cielo que decía: Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto” (Mt 3, 13-17).

2º. Jesús en las bodas de Caná:

Había una boda en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Faltó el vino, y la madre de Jesús dijo a Jesús: No les queda vino. Luego dijo a los sirvientes: Haced lo que él os diga…Así Jesús comenzó sus signos y creció la fe de sus discípulos” (Jn 2, 1-12).

3º. La predicación del Reino:

Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios. Decía: Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio” (Mc 1, 14-15).

4º. La transfiguración del Señor:

"Subió Jesús a una montaña muy alta y se transfiguró delante de Pedro, Santiago y Juan. Su rostro resplandecía como el sol y sus vestidos se volvieron blancos como la luz. Y una voz desde la nube decía: Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto. Escuchadlo” (Mt 17, 1-9).

5º. La institución de la Eucaristía:

Jesús, en la noche en que iba a ser entregado, tomó pan y pronunciando la Acción de Gracias, lo partió y dijo: Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Lo mismo hizo con la copa, diciendo: Este es el cáliz de la nueva alianza sellada con mi sangre” (1Co 11, 23-26).



No olvidemos:

* En cada misterio rezar un Padrenuestro, diez Avemarías y un Gloria.

* Cada misterio es un momento para reflexionar sobre la vida de Jesús y María, fomentando la fe, la esperanza y el amor.

* Al meditar sobre cada misterio, pidamos a Dios que nos conceda un fruto espiritual específico, como permanecer unidos al Señor, ser misericordiosos, servir desinteresadamente a los demás, encontrar en la Eucaristía el sentido de nuestra vida, …

* Quizás, en esta ocasión, podríamos llevar una intención especial de oración por los misioneros.




miércoles, 8 de octubre de 2025

Semana del Rosario: Miércoles, 8 de octubre de 2025

 



Misterios del Rosario, misterios de la vida


    El Rosario encierra múltiples cualidades como oración cristiana: es escuela de fe y oración, porque nos enseña a creer y a rezar; es una plegaria que favorece la conversación amistosa con Dios; nos introduce en la contemplación de los misterios de nuestra salvación; nos ayuda a reposar nuestra imaginación, y, a veces, también nuestro cuerpo; es una lectura del Evangelio en clave mariana; es, como decía el papa León XIII, “el resumen del Evangelio”.

    Los misterios vividos por Jesús, y presenciados tan cerca por su madre, están íntimamente ligados al misterio de nuestra vida por una especie de sintonía común. Como los misterios del Rosario, nuestra vida está marcada por la alegría, el sufrimiento y la esperanza en las mejores promesas de Dios para nuestro futuro.

    La alegría que tiene su origen en el acercamiento de Dios a la humanidad, a través del misterio de la encarnación de nuestro Redentor, para traernos la paz, romper las ataduras de la esclavitud y sembrar la confianza.

    En la vida de Jesús hubo también sufrimiento, dolor y muerte. Al recordarlos en el Rosario, nos sentimos profundamente interpelados y alentados por la fuerza del amor que le movió a atravesar ese calvario. Pero, además, desde lo alto de la cruz Jesús nos sigue invitando a ir a él para descargar en él todos nuestros agobios y sufrimientos, todas nuestras cruces, porque quiere compartirlas con nosotros.

    Y la esperanza se convierte para el cristiano en esperanza de resurrección. Saber que la muerte no tiene la última palabra sobre nuestra vida ni sobre la vida de aquellos a quienes queremos, nos hace vivir de otra manera. Nos asegura que un día podremos encontrarnos cara a cara con el Dios que nos sostiene y al que ahora sólo podemos dirigirnos en la fe. Nos asegura la superación definitiva de nuestros límites, sufrimientos y pecados.

    El Rosario nos lleva sin cesar de la oración a la vida y de la vida a la oración; convierte en oración toda nuestra vida, la hace más llevadera e introduce a Jesús y a María en ella.

Fr. Manuel Angel Martínez, O.P.



Oración

Oh, María, Madre de Dios y madre nuestra:
Cuando llegue la hora de salir de este mundo,
danos el poder de “experimentar la fuerza de
la Resurrección de Jesús”,
y ascender a ese hogar que
tu Hijo nos ha preparado.
Oh, mística esposa del Espíritu:
Concédenos participar en la
efusión del Espíritu Santo,
y después de nuestro destierro,
haz que podamos ser elevados al cielo
y coronados, como hijos de Dios,
hijos tuyos y discípulos de Jesús.
Amén.



Misterios Gloriosos


1º. La Resurrección del Señor:

Al alborear el primer día de la semana, fueron María la Magdalena y la otra María a ver el sepulcro. Un ángel del Señor dijo a las mujeres: Vosotras no temáis, ya sé que buscáis a Jesús, el crucificado. No está aquí. ¡Ha resucitado! Venid a ver el sitio donde yacía e id aprisa a decir a sus discípulos: Ha resucitado” (Mt 28, 1-8).

2º. La Ascensión del Señor a los cielos:

“Jesús dijo a sus discípulos: Sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”. “El Señor Jesús, después de hablarles, ascendió a los cielos y se sentó a la derecha de Dios” (Mt 28, 20; Mc 16, 19).

3º. Pentecostés, la venida del Espíritu Santo:

“De repente, un ruido del cielo, como de un viento recio, resonó en toda la casa donde estaban los discípulos. Vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se repartían posándose encima de cada uno. Se llenaron todos de Espíritu Santo” (Hch 2, 1-4).

4º. La Asunción de María a los cielos:

“María dijo: Me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí” (Lc 1, 48-49). “¡Toda hermosa eres amada mía, no hay defecto en ti! Ven del Líbano, esposa mía, ven” (Ct 4, 7).

5º. La coronación de María en los cielos:

“Una gran señal apareció en el cielo: una Mujer, vestida de sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza. Y fue arrojado el gran dragón, la Serpiente antigua, el llamado diablo y satanás” (Ap 12, 1, 9).



No olvidemos:

* En cada misterio rezar un Padrenuestro, diez Avemarías y un Gloria.

* Cada misterio es un momento para reflexionar sobre la vida de Jesús y María, fomentando la fe, la esperanza y el amor.

* Al meditar sobre cada misterio, pidamos a Dios que nos conceda un fruto espiritual específico, como que aumente la fe de los cristianos en la resurrección, entendimiento, fortaleza ante las dificultades y caídas, sentir a María como guía y refugio, …

* Quizás, en esta ocasión, podríamos llevar una intención especial de oración por los que se encuentran o sienten solos y abandonados.

martes, 7 de octubre de 2025

Semana del Rosario: Martes, 7 de octubre de 2025



 La acción profética de María


    La misión actual de la Madre del Señor encuentra la clave de lectura en los Evangelios: “Sumamente amada de Dios, María es portadora de alegría (Lc. 1,44), solidaria con nosotros en el sufrimiento (Lc. 2, 35 ), modelo de itinerancia apostólica unida al rol de su divina maternidad (Lc. 1, 39).

    En el museo de los Agustinos, en Toulouse (Francia), se conserva una talla del siglo XV que proviene del convento dominico de los Jacobinos. La Virgen, sentada, lleva a un lado al Niño y al otro el libro de los Evangelios. María concibe la Verdad, engendra la Verdad, proclama la Verdad. Es el Libro –dice santa Catalina de Siena- donde está escrita nuestra salvación”. María es imagen y modelo de la Iglesia.

    Es a través de esta función profética de María y la belleza intrínseca del Rosario que nosotros nos unimos a Ella con la mente y el corazón de hijos.

    El Rosario es un don carismático, profético. Es contemplación de la experiencia vivida por María con su Hijo; es la predicación típica dominicana.

    El Rosario es una realidad viva. La oración mental y oral que el Rosario ofrece, tanto a los sencillos como a los doctos, está “fundada sobre la roca” de la Palabra, fuerza de Dios para “quien la escucha y la pone en práctica”.

Fr. Damián Byrne, O.P.

 

Oración


    Derrama, Señor, tu gracia sobre nosotros, que, por el anuncio del ángel, hemos conocido la encarnación de tu Hijo, para que lleguemos, por su pasión y cruz y con la intercesión de la Virgen María, a la gloria de la resurrección.

    Que sepamos dirigir nuestra vida, como la Virgen María, en la contemplación y fidelidad de los diversos misterios de la vida de Cristo, que dan sentido a nuestro vivir en el gozo, en el dolor y en la esperanza de la gloria.

 Misterios Dolorosos

 

1º. La oración en el huerto de Getsemaní:

Jesús se apartó de los discípulos como un tiro de piedra, y, puesto de rodillas, oraba diciendo Padre, si quieres, aparta de mí este cáliz; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. En medio de su angustia oraba con mayor insistencia” (Lc 22, 39-42). 

2º.  La flagelación de Jesús:

 Todos lo declararon reo de muerte. Algunos se pusieron a escupirle, y tapándole la cara, lo abofeteaban y le decía: Haz de profeta. Y los ciados le daban bofetadas”. “Pilato tomó a Jesús y mandó que lo azotaran (Mc 14, 65; Jn 19, 1).

3º.   La coronación de espinas:

Los soldados trenzaron una corona de espinas y se la pusieron en la cabeza y le vistieron un manto de color púrpura. Salió Jesús afuera, llevando la corona de espinas y el manto de color púrpura. Pilato les dijo: Aquí lo tenéis” (Jn 19, 2-3). 

4º.  Jesús carga con la cruz:

 Tomaron a Jesús, y él, cargando con la Cruz, salió al sitio llamado de la Calavera”. “Lo seguía un gran gentío del pueblo, y de mujeres que se daban golpes y lanzaban lamentos por él” (Jn 19, 16-17; Lc 23, 27). 

5º.  Crucifixión y muerte de Jesús:

Lo crucificaron a él y, con él, a otros dos, uno a cada lado y Jesús en medio. Junto a la cruz de Jesús estaba su Madre. Jesús, al ver a su Madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su Madre: Mujer, ahí tienes a tu hijo” (Jn. 19, 18-30).

 

No olvidemos:

* En cada misterio rezar un Padrenuestro, diez Avemarías y un Gloria.

* Cada misterio es un momento para reflexionar sobre la vida de Jesús y María, fomentando la fe, la esperanza y el amor. 

* Al meditar sobre cada misterio, pidamos a Dios que nos conceda un fruto espiritual específico, como la humildad, el dominio de los sentidos y el orgullo, la paciencia, la salvación de las almas, …

 * Quizás, en esta ocasión, podríamos llevar una intención especial de oración por los enfermos que conocemos.


lunes, 6 de octubre de 2025

Semana del Rosario: Lunes, 6 de octubre de 2025

 



El beato (y próximo santo) Bartolomé Longo y el Rosario

 



Hoy, 6 de octubre, la Iglesia Católica conmemora al Beato Bartolomé Longo.

“Si quieres salvarte, propaga la devoción del santo Rosario: es promesa de María”

Esta frase fue la que hizo que Bartolomé Longo, abogado italiano del siglo XIX, viviese una profunda transformación y conversión espiritual.

Gracias a ello y a la influencia de amigos católicos y su confesor, cambió su vida de juventud alejada de la fe católica -involucrándose incluso en prácticas ocultistas- para consagrarse a la Virgen María y dedicar el resto de sus días al servicio de los más necesitados, entrando a formar parte como laico dominico de la Orden de Predicadores.

Su devoción al Rosario se convirtió en el centro de su vida. Longo estaba convencido de que esta oración mariana era una poderosa herramienta de conversión y paz. Inspirado por la Virgen, promovió la devoción al Rosario en la ciudad de Pompeya, donde fundó el famoso Santuario de Nuestra Señora del Rosario. Este lugar se convirtió en un centro de fe, peregrinación y caridad.

Fue beatificado por el Papa Juan Pablo II en 1980, quien lo llamó "el apóstol del Rosario". Su vida demuestra cómo el Rosario puede transformar no solo a una persona, sino también a toda una comunidad a través del amor, la fe y el servicio.

El próximo 19 de octubre será canonizado por el papa León XIV.

 

 Oración

 Dios todopoderoso, que en el beato Bartolomé, apóstol del rosario y padre de la infancia abandonada, nos has dado un admirable modelo de caridad; concédenos, por su intercesión, que sepamos ver y amar a Jesucristo en nuestros hermanos. Él, que vive y reina contigo.

 

  Misterios Gozosos

 

1º. La Anunciación del Ángel a María:

Dios envía al ángel Gabriel para anunciar a María que concebirá y dará a luz un hijo, a quien llamará Jesús. 

 El ángel, entrando en la presencia de María, le dijo: Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo…Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. María contestó: Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra” (Lc 1,2 26-38).

 

2º. La Visitación de la Virgen a su prima Isabel:

María visita a su prima Isabel, y el niño en el vientre de Isabel (San Juan Bautista) salta de gozo en su presencia. 

 María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, y saludó a Isabel. Isabel dijo a voz en grito: ¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! Dichosa tú que has creído. María dijo: Proclama mi alma la grandeza del Señor” (Lc 1, 39-56).

 

3º. El Nacimiento del Hijo de Dios en Belén:

El nacimiento de Jesús, el Hijo de Dios, en Belén. 

 Mientras estaban en Belén, le llegó a María el tiempo del parto y dio a luz a su Hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en la posada. Un ángel se apareció a unos pastores y les dijo: Hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor” (Lc 2, 1-14).

 

4º. La Presentación de Jesús en el Templo:

La presentación del Niño Jesús en el Templo, que es un acto de cumplimiento de la ley judía. 

 Los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén  para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor. Simeón lo tomó en brazos y dijo: Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador” (Lc 2, 22-40).

 

5º. El Niño Jesús Perdido y Hallado en el Templo:

El niño Jesús, de doce años, se pierde en Jerusalén y es hallado por sus padres tres días después, dialogando con los maestros del Templo. 

 Cuando Jesús cumplió doce años, subieron sus padres con él a Jerusalén por las fiestas de Pascua. Cuando terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén. A los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros” (Lc 2, 41-52).

 

No olvidemos:

* En cada misterio rezar un Padrenuestro, diez Avemarías y un Gloria.

* Cada misterio es un momento para reflexionar sobre la vida de Jesús y María, fomentando la fe, la esperanza y el amor. 

* Al meditar sobre cada misterio, pidamos a Dios que nos conceda un fruto espiritual específico, como la humildad, la confianza en el Señor, el amor al prójimo, la paz interior, la resistencia al mal, la alegría de ser cada vez más convertidos por la Palabra y de convertirnos en “evangelizadores”, ….