domingo, 29 de marzo de 2015

Vía-Crucis en Scala Coeli.




Fiel a la tradición, la devoción del pueblo de Córdoba tiene una cita en la noche del Viernes de Dolores en el Santuario de Santo Domingo de Scala Coeli. En este enclave de la sierra cordobesa marcado desde su fundación por la contemplación del Misterio de la Cruz, se rememora esta noche el primer Vía Crucis de occidente, instituido y practicado en estos parajes por San Álvaro desde su fundación en 1425 a su vuelta de Tierra Santa, para recordar y meditar aquel que en su entrega salvadora recorriera en Jerusalén nuestro Redentor.

A las palabras de bienvenida del P. Mariano del Prado, O.P., Consiliario de la Real Hermandad y encargado de conducir el devoto ejercicio penitencial, que en esta ocasión fue aplicado por las víctimas del terrible accidente aéreo de los Alpes, siguió la interpretación de una saeta inspirada en el Cristo y San Álvaro, por parte de Aurora Barona, pregonera de la Romería de Santo Domingo 2015.

Como siempre, el cortejo con el Santísimo Cristo sobre los hombros de sus hermanos, rodeado de faroles, precedido por la Cruz de Guía y el Estandarte de la Hermandad y seguido por el pueblo, inició su recorrido bajo el palio estrellado con luna creciente de la espléndida noche primaveral, deteniéndose en cada una de las cruces que jalonan el camino del Santuario al  Monte Calvario. Fervor, oración, recogimiento, devoción y silencio intercalado de cantos y las saetas de un nutrido grupo de voces.

Desde el pasaje en que Jesús ora en el Huerto de Getsemaní hasta que es colocado en el sepulcro y resucita al tercer día, se suceden las catorce estaciones donde se manifiesta el amor a Cristo y se reconoce la acción salvadora del sacrificio de la Cruz. Catorce estaciones para meditar la liberalidad del Amor de Dios sobre la base de otros tantos textos de los Evangelios; prescindiendo de textos apócrifos. La contemplación de las escenas de la Pasión del Señor tiene que conducirnos por fuerza a la revisión de nuestra vida y actitudes en el momento actual, pues Cristo no es alguien del pasado. Cristo es ayer, hoy y siempre y vive muy cerca, a nuestro lado y, padece de nuevo, en tantos hombres y mujeres víctimas de la violencia, el terrorismo, la injusticia, la pobreza, la opresión, la intransigencia, el maltrato, la soledad, la incomprensión, la enfermedad, el olvido, el desprecio, . . . Cristo que pasa sufriendo a nuestro lado y, que a diferencia de San Álvaro, no le reconocemos; quizá porque sólo lo imaginamos sobre un paso y acompañado por una agrupación musical.

El regreso está literalmente cantado en la composición “Caminito de Santo Domingo”, que el músico Ramón Medina, como gran devoto del Cristo y de San Álvaro, le dedicó. Dice así: “desde el Calvario hasta el Santuario rezando el Santo Rosario con fe y con piedad” y como corresponde al viernes, los Misterios Dolorosos.

Una última saeta, despide al Santísimo Cristo en el umbral de la iglesia, antes de quedar expuesto a la veneración de los fieles en el presbiterio de su Santuario.

M.A. N. P.