13-15 Marzo 2015
Notas sobre la primera jornada
Un año más, Scala Coeli recibe y acoge a un nutrido grupo de
matrimonios que llegan dispuestos, unos a llenar sus alforjas porque las traen
vacías, y otros a vaciar el contenido que traen dentro de ellas, para también
llenarlas. Llenarlas de Dios.
En esta tarde del
viernes, el P. José Antonio Segovia les/nos da la bienvenida a esta Casa, a la
casa de Dios, a la nuestra, a la de nuestro corazón.
Y, nada más llegar, nos hacer darnos cuenta que cada pareja,
algunas ya bien veteranas y otras todavía “en luna de miel”, traemos la “gracia
del matrimonio”.
A continuación nos va mostrando, a modo de esquema que se va
a ir desarrollando en las siguientes jornadas, qué aspectos del matrimonio
vamos a tratar en este retiro: en estos días de oración, silencio y diálogo,
vamos a tener la oportunidad de cuidar mejor nuestra vida espiritual personal y
de pareja. Nos recuerda el P. Segovia las palabras del Señor:”¡No es bueno que
el hombre esté solo!”, pero sí es necesario que cuidemos el espacio de
intimidad que se vive en la soledad. Una soledad que ayude a nuestra relación
de pareja.
Y también vamos a tratar el aspecto o vocación de ser cuidadores
y custodios de la pareja y la familia: ¿en qué necesito ser cuidado y cómo
necesito cuidar al otro y a los más débiles de la familia?
Celebraremos el perdón en pareja y en comunidad y, asimismo,
tendremos tiempo de dialogar sobre cuestiones actuales del matrimonio y la
familia.
Finalmente, el P. José Antonio nos manifiesta que, teniendo
como base la Encíclica “Evangelii Gaudium” del Papa Francisco, nos ofrecerá una
pistas para seguir buscando a Dios en el corazón de la “ciudad” (¿qué o quién nos ayuda a encontrar a Dios en la
calle y en la casa?).
Y todo lo anterior, y como en años anteriores, teniendo una
serie de figuras y personas del Evangelio como referentes para cada uno de los
temas antes esbozados. En esta ocasión, el P. Segovia nos manifiesta que
trataremos a personas anónimas y sencillas, figuras que no tienen ningún papel
de protagonistas, sino más bien de “extras” del Evangelio, pero de las que
podremos aprender a ser mejores cristianos y a vivir nuestra fe en la realidad
de ciudad, de la calle y de la casa.
A.-J. R.H.
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