·
¿Qué
van dejando en mí todas las pruebas actuales de crisis, de problemas, de
dificultades?, ¿el desconcierto, el desencanto, la increencia o,
quizás, la solidaridad? ¿nos llevan a la desesperanza o nos llevan al compromiso?
·
Cuando
el final está cerca, ¿nos vamos a cruzar de brazos, a descomprometernos? ; o,
por el contrario, ¿vamos a facilitar que, si de verdad llega el final, que sea
favorable y feliz para todos?
·
El
resultado de todos los finales es más Dios. ¿Dónde está situado Dios cuando llegan los
finales de tantas cosas?¿nos llevan los problemas a una mayor solidaridad o
vivimos de espaldas a todo lo que puede perturbar nuestra tranquilidad?¿Y si
esta crisis “maldita” –porque nadie la quiere- nos llevase a vivir más cerca de
Dios y más cerca de los que peor lo están pasando?¿sería un final o un
comienzo?¿no necesitaríamos comenzar después de cada problema y situación
crítica más cerca de Dios y más cerca de los demás?
·
Los
tiempos difíciles, y los actuales lo son, no tienen por qué ser tiempos de
lamentos, ni de desaliento –aunque lo incluyan-, ni tiempos de resignación, ni
de huida. Son tiempos para hacernos más fuertes, y de esta manera dar más y
mejor testimonio de fe en Jesucristo.
·
El
profeta Malaquías habla de un sol de justicia que llevará la salud en las alas.
Para nosotros ese sol de justicia es Jesucristo y la fe en Él.
·
Con
Dios podemos hacer que la salida de la situación difícil sea antes, mejor y sin
miedo. Hoy podemos buscar en Jesús la fuerza que necesitamos para vivir
responsable y lúcidamente esto que nos toca.
·
Que
nadie nos engañe –dice Jesús en el Evangelio-, la fe en tiempos difíciles nos
tiene que llevar a ser más realistas y con los pies en la tierra. No huir, ni
dar la espalda, ni resignarse, ni
aguantarse, sino afianzarse y afirmarse. Esta situación nos permite centrarnos
en lo esencial, porque es la hora de dar testimonio, es el momento de poder
permitir que la vida hable, porque … ¡hay tantos signos de muerte hoy a nuestro
alrededor!
·
Es
el momento de aprender a vivir, no con garantías, sino con esperanza firme, de
una manera positiva, confiada y evangélica.
·
“Yo
os daré sabiduría para hacer frente al
adversario”. Este mensaje nos prepara para poder vivir todo tipo de
dificultades, incluida la prueba de la fe.
Los cristianos estamos confiados que de las manos de Dios no nos vamos a
soltar, porque Él nos ha creado para vivir con nosotros y nosotros con Él.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comparte con nosotros...