ABRETE al Espíritu que susurra y despierta el Amor, que no tiene vacaciones, y siempre está activo, volcándose gratuitamente en aquello que de verdad uno ama: los amigos, la familia, uno mismo, la creación y, sobre todos, Dios-Padre.
ESCUCHA con los “oídos del corazón” a toda persona que se acerque a tuvida.
REGALA algo nuevo, algo que brote en tu interior, dejando salir la vida, que el Espíritu va engendrando y que bulle por surgir.
LLENA el tiempo de gestos gratuitos que hacen más humana la existencia: la paz, la alegría, la entrega, la libertad, la creatividad, la esperanza.
CONVIERTE cada momento del tiempo cronológico, que se escapa vacío y fugaz, en un tiempo de calidad nueva, en un tiempo para amar, para entregar vida, para “mirar” la creación dejándote sorprender por los detalles más pequeños.
DESCANSA el corazón, las energías de la vida, en Jesús. “Venid a Mí todos los que estáis cansados y agobiados y yo os daré descanso” (Mateo 11,28). “Sólo en Dios descansa mi alma” (Salmo 61,2). “Quien a Dios tiene, nada le falta. Sólo Dios basta” (Teresa de Jesús).
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