“Mujer, ahí tienes a tu hijo”
Durante esta Semana Santa de 2025, presentamos una pequeña selección de los comentarios que fray Luis de Granada, OP, (destinado a refundar Scala Coeli en 1535) hizo a lo que se denomina “las siete palabras que Jesucristo pronunció en la cruz”, que nos ayuden a tener un tiempo íntimo y personal con el Señor.
A este espectáculo tan doloroso se halló presente la sacratísima Virgen, y no de lejos, como estaban los otros amigos y conocidos, sino junto al pie de la cruz. Estaba, dice el evangelista, par de la cruz la Madre de Jesús. No solamente estaba cabe la cruz, viendo con sus piadosos ojos las heridas del hijo; más aún, estaba en pie.
Mas con esta conformidad de voluntad no se podía excusar en su alma un espantoso dolor, viendo con sus ojos lo que el amantísimo Hijo padecía.
¡Oh Madre dulcísima!, ¿dónde están ahora los gozos que conmigo tuviste? Llegada es ya la hora en que te tengo de ser corporalmente quitado y en que se ha de partir esta tan amada y tan antigua compañía. Pues, ¿con qué palabras me despediré de ti al tiempo de la partida? Si te llamo Madre al tiempo que pierdes al Hijo, atormentarse han tus entrañas con esta voz. Si del todo no te hablo ni me despido de ti, en tan largo camino, añadirse ha otro dolor a tu dolor. Llamarte he, pues, no madre, sino mujer, diciendo: “Mujer, he ahí a tu hijo”.
¡Oh, Virgen santísima!, si deseabais oír alguna palabra, ésta es la más conveniente que se os podía decir, pues en ella se provee de compañía para vuestra soledad y se os da otro hijo por el que perdéis.
Dos martirios y dos altares hallarás, alma mía, en este día: uno en el cuerpo de Cristo y otro en el corazón de la Virgen; en el uno se sacrifica la carne del Hijo y en el otro el alma de la Madre.
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