lunes, 19 de agosto de 2024

El SER de Santo Domingo: Ideal de castidad


SANTO DOMINGO DE GUZMAN, IDEAL DE CASTIDAD




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    Pero ¿puede ser la castidad un ideal para nadie hoy? Vivimos en un mundo erotizado, donde los estímulos sexuales son la base del marketing y la publicidad, donde la mayor industria junto con el narcotráfico y las armas es la pornografía a la que se accede ya, según la media, a la edad de nueve años y es altamente adictiva y la única información y “formación” sexual de la mayoría.

     Y, de un modo positivo: ¿no se ha descubierto y se es consciente de que la sexualidad no es una “parte” del ser humano, sino una dimensión esencial de todas las personas y durante toda su vida? ¿Que no se trata únicamente del modo de reproducción de la especie, sino de la manera (sana o enferma) de vivir e integrar el mundo de las pulsiones biológicas, afectivas (los sentimientos), los valores, los compromisos, y también las relaciones interpersonales, sociales, culturales?

    La palabra “castidad” ¿no nos suena a represión sexual, a manipulación ideológica, de la que nos vamos, gracias a Dios librando, y que ha sido la causa de mucho sufrimiento e, incluso, una de las razones de los abusos que han tenido lugar por parte de personas oficialmente ”castas” en la Iglesia?

    Pero hay que limpiar la palabra castidad de falsas interpretaciones. Castidad cristiana no significa abstención o alternativa a la sexualidad, sino vivir la sexualidad con los valores de Jesús de Nazaret: su capacidad de amor, de respeto, de compasión, de acercarse a toda persona, de establecer la dignidad de ella. La sexualidad-afectividad de Jesús nos enseña un modo de reconocer, integrar, ofrecer y compartir todas las dimensiones de nuestra persona en unas relaciones maduras y madurantes.

    La castidad cristiana se vive de dos modos: en el matrimonio y en el celibato (religioso o laico). “Castidad matrimonial” no indica abstenerse de las relaciones sexuales en el matrimonio, sino vivir el cristianismo en pareja en todas las dimensiones de la persona. El celibato es un don (y una tarea) de vivir la propia sexualidad-afectividad no sólo con los valores, sino también al modo concreto como la vivió Jesús, donde el Padre y el Reino ocupan el centro del espacio afectivo y se privilegian las relaciones interpersonales de amistad.

    Domingo, ¿ideal de castidad?. Fue un santo insólito para muchos de sus contemporáneos: vivía en las ciudades y en los caminos, trataba con todos y todas, era admirada su capacidad de amistad con mujeres (de hecho, la Orden empezó con ellas), con varones, con laicos y clérigos, católicos y cátaros, judíos y musulmanes... Hombre de amistades profundas, hizo de la amistad su método apostólico y su “pastoral vocacional”. Reconocerlo como “Ideal de castidad” es avanzar en lograr la madurez afectiva. Y en esto, Domingo es un ejemplo y un maestro.


Fr. Francisco-José Rodríguez Fassio, OP

Dominicos Paraguay






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