Con el “Credo del Hombre Nuevo”
de Pedro Casaldáliga, hemos dado inicio un año más, un curso más, a nuestro
Taller de Oración, el Taller de los Martes, en Santo Domingo de Scala Coeli.
Este es el segundo año con Fr.
Jesús Duque, O.P. En esta primera sesión nos hemos encontrado compañeros de
Taller con bastantes años de asistencia, junto con nuevas incorporaciones, que
nos suponen un aire y afán nuevo en este encuentro de los martes en Scala Coeli,
para escuchar, escucharnos, dialogar, dialogarnos y tener un “ratito” con el
Señor.
A pesar de que siempre se ha
tratado de un taller de oración, ningún año ha sido igual; y, quizás, mejor
así, porque ello nos está abriendo a nuevos conocimientos, a nuevas formas de
sentir y actuar, a orar en la diversidad de modos y maneras.
Y este año el tema va a ser “Dios
…”. Sí, vamos a ver, oir, dialogar, sentir a Dios como un padre/madre bueno,
que perdona siempre, que busca a los perdidos y a los pecadores, que es
sencillo y humilde, que, incluso, le interesa que vivamos bien, que sufre con
sus hijos sufrientes, que es comunicación y trino, y que nos hace criaturas
nuevas. ¡¡¡Qué maravilla de Dios!!!
En esta primera sesión, Fr. Jesús
nos ha hablado de la fe y de que Dios es bueno, infinitamente bueno, más
cercano, más amigo, más alegre y más grande de lo que nos podemos imaginar. Es
todo corazón. Un Dios que, aunque digan que es omnipotente y todopoderoso,
quizás no sea así, porque Dios “no lo puede todo”. Dios no puede rechazarnos,
no puede odiarnos, no puede buscar nuestro mal, no puede destruirnos; en
definitiva, no puede ir en contra de sus propias leyes, porque Dios, que es
bueno, puede lo que puede el amor, sólo puede y quiere hacernos el bien.
Tras un diálogo entre los
asistentes abierto, intenso, interesante y clarificador, hemos quedado con
nosotros mismos, cada uno a su manera, para dialogar personal e interiormente en
silencio, con la sola presencia del Señor junto a cada uno.
Y, finalmente, ya en la Capilla,
hemos dado gracias y rezado por aquello y por aquellos que cada uno mejor ha
considerado, finalizando todos juntos con la oración de “Dios entre nosotros”:
Te creíamos tan lejos, tan en las nubes,
que no nos hacemos a la idea de que seas un Dios entre nosotros.
que no nos hacemos a la idea de que seas un Dios entre nosotros.
Te creíamos distante, intocable, escondido,
perdido en ese rincón último
donde están los que no quieren saber nada
con los hombres pecadores.
perdido en ese rincón último
donde están los que no quieren saber nada
con los hombres pecadores.
Pero Tú has bajado, Tú has entrado en el mundo,
no sólo para visitarnos, sino para ser de los nuestros,
compartiendo todo con nosotros,
menos nuestra condición de pecadores.
no sólo para visitarnos, sino para ser de los nuestros,
compartiendo todo con nosotros,
menos nuestra condición de pecadores.
Ahora ya se te puede encontrar por nuestros
caminos,
entre nuestros semejantes.
entre nuestros semejantes.
Ahora ya late tu corazón, donde está el corazón del hombre,
nuestro propio corazón.
Dios con nosotros, enséñanos a reconocerte
en todo el bien que se hace,
en todos los llantos que suenan,
en todos los ojos que buscan la paz,
en todo el bien que se hace,
en todos los llantos que suenan,
en todos los ojos que buscan la paz,
en nuestra
comunidad que, una vez más,
se ha querido reunir en tu nombre.
Dios con nosotros, Dios cercano,
condúcenos a la verdadera libertad, la verdadera caridad
condúcenos a la verdadera libertad, la verdadera caridad
que sólo nace de la Verdad, de tu Verdad,
al amor que se entrega sin esperar, como
el tuyo que nos sostiene y anima.
Antonio-Jesús
Rodríguez Hernández