Veinticinco años
Este modesto rincón se suma a la gratitud de toda
la Familia Dominicana porque nuestras hermanas del Monasterio de Santa María de
Gracia de Córdoba celebran sus primeros veinticinco años de existencia como
Casa Federal. Un apretado manojo de años que no son sino una agradecida secuencia
de la vida religiosa en tanto historia de fe y esperanza. Reclamáis en vuestro
aniversario este monasterio como la Casa
de Todas, y hacéis muy bien. Pues vuestra casa no es sino el resultado de
no pocos trabajos, de sobrado empeño y, sobre todo, de saber poner nuestras
cosas en manos de Aquél que siempre fue y es la fuerza de vuestra debilidad.
Habéis sabido relatar ilusiones de consagración en las jóvenes que, al buscar
el rostro de Dios en su personal historia, se entusiasmaron con una vida
escondida en las manos del Padre al modo de Domingo de Guzmán y su alegría
predicadora, o del poderío de Catalina de Siena cuando de las cosas de Cristo
se trataba, o de la misteriosa dulzura de Rosa de Lima y de tantas mujeres que
hicieron de sus discretas vidas una ofrenda de suave olor al Padre de todos.
Una de estas buenas mujeres, que agradecía el
pasado viernes 13 el regalo de su vida, resumía así el centro de gravedad de su
corazón, el alma de la vida consagrada y la razón de ser de la Casa Federal hoy:
Vivir agradecida por cada instante vivido
y compartido. Sumar días llenos de nombres, llenos de rostros a quien amar, de
abrazos para regalar, de sonrisas, de lágrimas que brotan simplemente porque
estamos juntos; sueños que de la mano de Dios y con tu ilusión y la mía
llegarán a hacerse vida. Quiero seguir mirándome en ti, en tu mirada, en tus
manos cansadas, en tu corazón agotado de latir amando. Quiero ser pan partido y
repartido, quiero ser como el vino que alegra el corazón. ¡Felicidades,
hermanas!
Fr. Jesús Duque OP.