En esta aldea está la última casa
tan sola como la última del mundo.
El camino, al que el pueblo no sujeta,
sale afuera despacio, noche adentro.
Esta pequeña aldea es sólo un tránsito
entre dos lejanías llenas, trémulas,
un camino en las casas, no un sendero.
Y los que la abandonan, andan y andan,
y quizás muchos mueren de camino
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