A LA LUZ DE LA RESURRECIÓN
Estamos ya en la recta final de este tiempo de Cuaresma. Es el momento de ver cómo la hemos vivido y como la estamos viviendo, especialmente en estos momentos que nos ha tocado vivir de confusión, impotencia, miedo… nunca vividos en el mundo entero prácticamente. ¿Se podrá pensar que la naturaleza se habrá revelado contra los humanos por el maltrato que ha recibido de ellos?
No cabe duda que hemos tenido una nueva
oportunidad, para “celebrar con el corazón renovado la preparación al gran
Misterio de la muerte y resurrección de Jesús, fundamento de la vida
cristiana”, como ha dicho el Papa, no ya flagelándonos para visualizar nuestra
conversión, sino más bien buscando el sentido de la relación con Dios y con los
hermanos.
Porque la Cuaresma no la debiéramos
orientar sólo hacia nosotros, sino muy especialmente hacia los otros para
recuperar el sentido del verdadero amor, como nos han indicado las lecturas de
los domingos cuaresmales.
Sin ello, es difícil que hayamos
conseguido una auténtica conversión. Es preciso que nos demos cuenta que
necesitamos despojarnos de todo aquello que impide ser honestos y sinceros con Dios. Sólo así
llegaremos a vivir el verdadero amor a Dios, pero pasando por los hermanos. Si
no fuera así, difícilmente resucitaremos con Él.
P. Mariano del Prado, OP.
Autor: Fra Angelico, OP |
Salmo: "Señor, no te quedes lejos; fuerza mía, ven corriendo a ayudarme. Contaré tu fama a mis hermanos, es medio de la asamblea te alabaré. Fieles del Señor, alabadlo.”
Oración: "Dios todopoderoso y eterno, tú que quisiste que nuestro Salvador se hiciese hombre y muriese en la cruz, para mostrar al género humano el ejemplo de una vida sumisa a tu voluntad; concédenos que las enseñanzas de su pasión nos sirvan de testimonio, y que un día participemos en su gloriosa resurrección.”
Evangelio:
Pasión de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 26, 17-27,66.
Música para el camino:
"¡Aclamemos al Señor!", de Teresa Nécega.