miércoles, 22 de enero de 2020

Semana dedicada a Sto. Tomás de Aquino, O.P. (3)


   
Tentación de Santo Tomás - Velazquez - Museo Diocesano de Orihuela


“… los principios del Doctor Angélico son valederos para todos los tiempos y los preceptos de su metodología pertenecen a la misma disciplina de la moral de la que trata con sumo orden, gravedad y agudeza la mayor parte de la Summa Teológica.

… la doctrina de Santo Tomás, aunque parezca que sólo se refiere al fin inmediato y próximo, es decir, la razón de las cosas desde donde se descubra su alta finalidad, sin embargo nunca pierde de vista ayudar a los hombres a la segura y perfecta consecución de su último y supremo fin que comprende también su eterna felicidad.

De este modo, la principal particularidad de la doctrina de Santo Tomás, con la que trasciende lo terreno y se alcanza lo sobrenatural, fue sabiamente expuesta por nuestro predecesor Pío XI en su encíclica Studiorum Ducem con estas palabras: “El mismo fundamentó además las bases de la teología moral, valedera para dirigir convenientemente todos los actos humanos hacia el fin sobrenatural” (AAS XV, 1923, pág. 319).

… el trato y la solución de las cuestiones morales según los principios perennes de Santo Tomás sirven maravillosamente a los estudiosos para que reine entre ellos la concordia y unidad de la verdad y de la caridad; porque de aquí ha de esperarse para la Iglesia católica y para el Universo entero un abundante y optimo fruto de paz.”

  Discurso al V Congreso Tomístico Internacional
San Juan XXIII
 16 de septiembre de 1960



Oración de Santo Tomás de Aquino para antes de comulgar:

Oh Dios todopoderoso y eterno, he aquí que me acerco al sacramento de tu unigénito Hijo Jesucristo, nuestro Señor; me acerco como un enfermo al médico de la vida, como un inmundo a la fuente de la misericordia, como un ciego a la luz de la claridad eterna, como pobre y necesitado al Señor de los cielos y de la tierra.

Imploro la abundancia de tu infinita generosidad para que te dignes curar mi enfermedad, lavar mi impureza, iluminar mi ceguera, remediar mi pobreza y vestir mi desnudez, para que me acerque a recibir el Pan de los ángeles, al Rey de reyes y Señor de señores con tanta reverencia y humildad, con tanta pureza y fe, con tal propósito e intención como conviene a la salud de mi alma.

Te pido que me concedas recibir no sólo el sacramento del cuerpo y de la Sangre del Señor, sino la gracia y la virtud de ese sacramento.

Oh Dios benignísimo, concédeme recibir el cuerpo de tu unigénito Hijo Jesucristo, Señor nuestro, nacido de la Virgen María, de tal modo que merezca ser incorporado a su cuerpo místico y contado entre tus miembros.

Oh Padre amantísimo, concédeme contemplar eternamente a tu querido Hijo, a quien, bajo el velo de la fe, me dispongo a recibir ahora. Que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos.

Amén.



Oración de Santo Tomás de Aquino para después de la comunión:

Gracias te doy, Señor Dios Padre todopoderoso, por todos los beneficios y señaladamente porque has querido admitirme a la participación del sacratísimo Cuerpo de tu Unigénito Hijo. 

Te Suplico, Padre clementísimo que esta sagrada Comunión no sea para mi alma lazo ni ocasión de castigo, sino intercesión saludable para el perdón; sea armadura de mi fe, escudo de mi buena voluntad, muerte de todos mis vicios, exterminio de todos mis carnales apetitos y aumento de caridad, paciencia y verdadera humildad y de todas las virtudes, sea perfecto sosiego de mi cuerpo y de mi espíritu, firme defensa contra todos los enemigos visibles e invisibles, perpetua unión contigo solo, mi verdadero Dios y Señor, y sello feliz de mi dichosa muerte. 

Y te ruego tengas por bien llevarme a mí, pecador, a aquel convite inefable donde Tú con tu Hijo y el Espíritu Santo eres para tus santos luz verdadera, satisfacción cumplida y gozo perdurable, dicha completa y felicidad perfecta. 

Por Cristo Nuestro Señor. Amén.