Sto. Tomás de Aquino - Fr. Félix Hernández, O.P. - Scala Coeli Córdoba |
… Santo Tomás de Aquino enseñaba que en el mensaje moral de
la Iglesia también hay una jerarquía, en las virtudes y en los actos que
de ellas proceden. Allí lo que cuenta es ante todo «la fe que se hace activa
por la caridad» (Ga 5,6). Las obras de amor al prójimo son la
manifestación externa más perfecta de la gracia interior del Espíritu: «La
principalidad de la ley nueva está en la gracia del Espíritu Santo, que se
manifiesta en la fe que obra por el amor». Por ello explica que, en cuanto al
obrar exterior, la misericordia es la mayor de todas las virtudes: «En sí misma
la misericordia es la más grande de las virtudes, ya que a ella pertenece
volcarse en otros y, más aún, socorrer sus deficiencias. Esto es peculiar del
superior, y por eso se tiene como propio de Dios tener misericordia, en la cual
resplandece su omnipotencia de modo máximo».
… Santo Tomás de
Aquino destacaba que los preceptos dados por Cristo y los Apóstoles al Pueblo
de Dios «son poquísimos». Citando a san Agustín, advertía que los preceptos
añadidos por la Iglesia posteriormente deben exigirse con moderación «para no
hacer pesada la vida a los fieles» y convertir nuestra religión en una
esclavitud, cuando «la misericordia de Dios quiso que fuera libre»…
EXHORTACIÓN APOSTÓLICA
EVANGELII GAUDIUM
EVANGELII GAUDIUM
DEL SANTO PADRE FRANCISCO
SOBRE EL ANUNCIO DEL EVANGELIO
EN EL MUNDO ACTUAL
EN EL MUNDO ACTUAL
24 de noviembre de 2013
Dios,
¿está o no está en todas las cosas?
Dios está en todas las cosas, no dividiendo su esencia, o por
accidente, sino como el agente está presente en lo que hace. Es imprescindible
que el agente esté en contacto con lo que hace directamente y lo llene con su
poder. En el VII Physic. Se prueba que el motor y lo movido van juntos. Como
quiera que Dios es por esencia el mismo ser, es necesario que el ser creado sea
su propio efecto, como quemar es el efecto propio del fuego. Este efecto lo
causa Dios en las cosas no sólo cuando empiezan a existir, sino a lo largo de
su existir, como la luz que el sol provoca en el aire se mantiene mientras el
aire está iluminado. Así, pues, cuanto más existe una cosa, tanto más es necesaria
en ella la presencia de Dios según el modo propio de ser. Además, el ser es lo
más íntimo de una cosa, lo que más la penetra, ya que es lo formal de todo lo
que hay en la realidad, como quedó demostrado (q.4 a.1 ad 3). Por todo lo cual
se concluye que Dios está en todas las cosas íntimamente.
Dios,
¿está o no está en todas partes?
Como quiera que el lugar es una cosa determinada, estar en
algún lugar puede entenderse de dos maneras: o como están las demás cosas, es
decir, como algo está del modo que sea en otras cosas, así los accidentes del
lugar están en un lugar; o como algo que está según el modo propio de un lugar,
así los seres colocados están en un lugar. En cierta manera, de ambos modos
está Dios presente en todo lugar, que es lo mismo que estar en todas partes.
Del primer modo, porque así como está en todas las cosas dándoles ser, virtud y
acción, así también está en todo lugar dándole virtud locativa. También porque
las cosas colocadas están en un lugar llenándolo; y Dios lo llena todo. Pero no
como cuerpo; pues se dice que el cuerpo llena un lugar en cuanto que no lo
puede ocupar otro cuerpo. En cambio, el que Dios esté en algún lugar, no impide
que otros estén allí. Precisamente Él llena todos los lugares, porque da ser a
todas las cosas colocadas que son lasque llenan todos los lugares.
Sto. Tomás de Aquino
SUMA DE TEOLOGÍA
La Naturaleza Divina. Cuestión 8.
(Adoro te devote)
Te adoro con devoción, Dios escondido,
oculto verdaderamente bajo estas apariencias.
A Ti se somete mi corazón por completo,
y se rinde totalmente al contemplarte.
Al juzgar de Ti, se equivocan la vista, el tacto, el gusto;
pero basta el oído para creer con firmeza;
creo todo lo que ha dicho el Hijo de Dios:
nada es más verdadero que esta Palabra de verdad.
En la Cruz se escondía sólo la Divinidad,
pero aquí se esconde también la Humanidad;
sin embargo, creo y confieso ambas cosas,
y pido lo que pidió aquel ladrón arrepentido.
No veo las llagas como las vio Tomás
pero confieso que eres mi Dios:
haz que yo crea más y más en Ti,
que en Ti espere y que te ame.
¡Memorial de la muerte del Señor!
Pan vivo que das vida al hombre:
concede a mi alma que de Ti viva
y que siempre saboree tu dulzura.
Señor Jesús, Pelícano bueno,
límpiame a mí, inmundo, con tu Sangre,
de la que una sola gota puede liberar
de todos los crímenes al mundo entero.
Jesús, a quien ahora veo oculto, te ruego,
que se cumpla lo que tanto ansío:
que al mirar tu rostro cara a cara,
sea yo feliz viendo tu gloria.
Amén.