“LA VERDAD, DIALOGADA Y COMPARTIDA”,
charla de Fr. Félix Hernández, op,
dentro del Aula de Espiritualidad
Popular “Beato P. Posadas, op”, de Córdoba.
En la tarde de ayer, festividad de
Santo Tomás de Aquino, se celebró en el Salón de Conferencias del convento de
los Dominicos, en la Iglesia de San Agustín, de Córdoba, la segunda de las charlas programadas para
este curso dentro del Aula de Espiritualidad Popular “Beato P. Posadas, O.P.”,
espacio de encuentro de la palabra, la escucha y el diálogo, puesto en marcha
el pasado curso por los dominicos de Córdoba para tratar temas de actualidad
desde un punto de vista espiritual y religioso. En esta ocasión Fr. Félix
Hernández, op, miembro de la Comunidad de Santo Domingo de Scala Coeli de
Córdoba, disertó sobre el tema “La Verdad, dialogada y compartida”.

A continuación cedió la palabra a Fr.
Félix, no sin antes presentarlo como un teólogo con la pintura, con la palabra
y con la acción pastoral, testigo y predicador de la Belleza, la Verdad y el Bien, que son los otros nombres de Dios.
Fr. Félix, inició su intervención
agradeciendo la presentación y la amplia asistencia a este acto, señalando que
iba a tratar de traer al mundo de hoy, a nuestras vidas, a lo concreto, esa
búsqueda de la Verdad de Sto. Tomás.
Tras presentar varias definiciones
del término “verdad”, Fr. Félix explicó su significado desde la tradición
cristiana, mencionando a quién más se refirió a la misma, San Juan a través de
su Evangelio. “Pero Juan no llama nunca a
Dios mismo como “la Verdad”, sino que Dios nos revela “Su Verdad”. Y esa
“Verdad” que Dios revela es Jesucristo”.
Hoy la verdad es un tema muy
discutido, parece que se ha extendido en nuestro mundo que no hay una sola
verdad, sino que todo es relativo (“lo
que hoy es verdad, ayer no lo era”, “la verdad de hoy puede que mañana no lo
sea”). Parece que cada persona tiene su “propia verdad” y todas son
igualmente válidas. Pero esto es peligroso y triste, ya que si cada uno se
mueve y valora por una propia y aislada verdad, es imposible tener un ámbito
común en el que relacionarse, encontrarse y construir juntos. Y así se
presentan fenómenos como las “fake news” o noticias falsas, que a fe de
repetirse mucho pueden llegar a ser tenidas como válidas y verdaderas.
Pero, frente a todo lo anterior,
tampoco se puede pretender la imposición de una sola verdad, cerrada para todos
e incapaz de acoger la pluralidad del ser humano.
Fr. Félix se pregunta “cómo podemos situarnos entonces los
creyentes, sobre todo los católicos, frente a esto”. Para ser humanos, para
convivir, para progresar, necesitamos encontrar ese espacio común donde todos
podamos encontrarnos con nuestro propio bagaje, con nuestras culturas,
tradiciones e historias, y con nuestros sueños. Y eso es “la Verdad”, una
verdad común y objetiva, pero, eso sí, una sola Verdad, que no es poseída en
absoluto por nadie, que ha de ser buscada y, además, en común. Y para los
católicos, esa Verdad que Dios revela es Jesucristo. Él mismo nos lo dice: “Yo
soy el Camino, la Verdad y la Vida”. Y en la Verdad de Dios encontramos también
la propia Verdad del ser humano. Jesús es la plenitud de esa revelación de Dios.
Jesucristo nos muestra esa Verdad de
forma plena, pero nosotros –las personas- no cerramos la comprensión de esa
Verdad, porque como seres humanos que somos, esa verdad la recibimos, compartimos
y expresamos en categorías que son humanas y, por tanto, limitadas. Por eso
debemos decir que ninguna persona está en posesión absoluta de la verdad. Si
nadie la posee ni la encierra, es necesario por tanto buscarla permanentemente,
y, además, esa búsqueda hay que hacerla con los demás, de un modo compartido.
Es decir, una búsqueda de la verdad que necesariamente ha de ser dialogada y
compartida. O como decía Fr. Timothy Radcliffe, o.p. “buscar la verdad es un acto
de amor para llegar a aquellos que son diferentes y distintos a nosotros”.

Y otro elemento importante para la
búsqueda de la verdad a través del diálogo es el conocerse a sí mismo, saber
“quién soy”, saber qué elementos son renunciables y cuáles son esenciales,
tener argumentos que ofrecer al otro, saber “lo que creo y por qué lo creo”. Y
la mejor forma de saberlo es a través de la razón. La razón es parte de la fe,
es parte de nuestro ser. Desde la razón también tenemos que amar. Si el amor
sólo fuera sentimiento, sería inestable, caduco, cambiante. Sólo cuando la
razón entra en el amor es cuando se puede construir algo sólido y definitivo.
Por eso tiene que entrar la razón en la fe, porque la fe es una relación de
amor, con Dios, consigo mismo y con los hermanos. Y la razón dicho en
“dominicano”, es el estudio.
El estudio es un elemento esencial
para la búsqueda de la verdad. Un estudio, en primer lugar, de la Palabra de
Dios, no de forma literal, sino en profundidad; también, de la tradición y los
saberes humanos, los signos de los tiempos, que nos permitan entender lo que
Dios nos dice hoy para poder amar. Sólo se cambia lo que se ama. Hay que amar
el mundo, hay que amar nuestra realidad
para poderla conocer, para poderla estudiar. En todo podemos encontrar a ese Dios que se
revela, y con todos podemos construir ese diálogo que es tan necesario para la
búsqueda de la verdad. Aprender a dialogar con todo y con todos es buscar la
verdad.
Y como parte final, Fr. Félix se
refirió a la relación que existe entre la Verdad, el Bien y la Belleza, relación
también estudiada por Sto. Tomás de Aquino. Se trata de un vínculo tan estrecho
que la búsqueda de uno supone la búsqueda de los otros, y lo que podamos
adquirir de uno lo vamos a adquirir también de los otros. La bondad es
imprescindible, siempre y cuando nos lo planteemos con generosidad, buscando el
bien de los hermanos, incluso con alguna propia renuncia. Por otra parte, la
belleza, que parece que sea la única que no está en crisis, que sigue
cautivando a las personas. Quizás sea uno de los caminos privilegiados que
tengamos que aprender a transitar para podernos encontrar con el otro y buscar
juntos la verdad.
Fr. Félix, mencionando la Encíclica “Fides es ratio” de Juan
Pablo II, señaló que debemos se buscadores de la Verdad y, además,
contadores de esa Verdad. Tenemos que compartir esas pequeñas certezas, esos
hallazgos, porque así se retroalimenta la búsqueda de la Verdad.
Finalmente, y como conclusión, Fr.
Félix señaló que la búsqueda de la Verdad es amar, y el estudio es amor. Estudiamos para amar más y mejor. Y conforme
vamos caminando en esa aventura de la búsqueda de la verdad, nuestro corazón
cada vez se ensancha más, podemos amar más y mejor. Que seamos capaces de
hacerlo y que nos ayudemos los unos a los otros.
Finalizada la intervención de Fr.
Félix se abrió un amplio e interesante dialogo entre los asistentes.