domingo, 26 de noviembre de 2017

La mesa de la Palabra: Plural




Plural

Desde diversos enfoques, se reclama para nuestro mundo la condición de plural, valor que se vive en todo el orbe, salvo en algunos pueblos que son hoy excepción de este variado panorama. Preciso es subrayarlo en lo que tiene de modernidad, de fidelidad a nuestra presente historia, de abandonar la condición pueblerina no pocas áreas de nuestro mundo y, sobre todo, por lo que la pluralidad nos inmuniza frente a las ideologías que tanto distancian y enfrentan. Incluso en el ámbito religioso, el pluralismo deja notar su positiva influencia, pues pone el acento en la autonomía radical del creyente en su relación con Dios, sin que para ello sea necesaria la mediación eclesial, ni pida de antemano sumisiones doctrinales. La pluralidad de nuestro mundo también nos dice de los muchos caminos de buscar el rostro de Dios, aunque, para algunos, es un modo directo de ser conflictivo en la esfera religiosa.
  
La mentalidad premoderna, religiosamente hablando, en absoluto se sentía cómoda con la libertad y con el pluralismo. Existía un ideal de cristiandad, dentro del cual la jerarquía eclesial detentaba la plenitud de la verdad, y el error carecía de carta de ciudadanía. Mas la modernidad nos facilita convivir con diferentes cosmovisiones, con gentes que dan otros sentidos a sus vidas, con ganas de buscar la verdad. Que la creencia se hace más subjetiva y que lo religioso se libera de cierta carga institucional cierto es, pero no hay que verlo como un apuro insoluble, ni tampoco cabe el miedo preventivo porque el hombre reivindique su autonomía en relación con Dios. Nada humano acapara toda el área de la verdad, tampoco la religiosa, por ello bueno es que abramos bien los ojos para identificar que los vestigios de la salvación recorren todos los caminos de nuestro mundo. Y por tales va también el caminante de Galilea hablándonos de un Dios de los hombres, por supuesto también de los de hoy.




Fr. Jesús Duque OP.