El Señor es un Dios eterno
y creó los confines del orbe.
No se cansa, no se fatiga,
es insondable su inteligencia.
Él da fuerza al cansado,
acrecienta el vigor del inválido;
se cansan los muchachos, se fatigan,
los jóvenes tropiezan y vacilan;
pero los que esperan en el Señor renuevan sus fuerzas,
les nacen alas como águilas,
corren sin cansarse,
marchan sin fatigarse.