Una voz grita:
En el desierto preparadle
un camino al Señor;
allanad en la estepa
una calzada para nuestro Dios;
que los valles se levanten
que montes y colinas se abajen,
que lo torcido se enderece,
y lo escabroso se iguale.
Se revelará la gloria del Señor,
y la verán todos los hombres juntos.