Beato
Jacobo Griesinger de Ulm
(dominico patrón de los pintores
de vidrio y vitralistas)
Jacobo (Santiago, Jaime) nació en 1407 en Ulm. Desde muy
joven aprendió y se dedicó a la pintura del vidrio. En 1441, buscando vida
espiritual y recogimiento, vistió la Basílica de Santo Domingo de Bolonia
(ciudad en la que se le conoce como Jacobo "el alemán"), y se
unió a los dominicos, como hermano converso. Ya religioso volvió a su antiguo
trabajo de los vitrales, con gran arte, gusto y técnica. El mejor exponente de
su obra es la ventana de la capilla de los notarios de San Petronio de Bolonia.
Tuvo gran espíritu de oración, mortificación, humildad, y ya tenía fama de santidad antes de su muerte. Además, conocía de alquimia y farmacia, y como religioso destacó por su caridad con los enfermos. Entre sus devociones destacan el rezo continuo del Padre Nuestro y la preparación para la Sagrada Comunión, que realizaba, sin interrupción durante toda una noche. A veces se le vio en éxtasis, con una luz alrededor. Siempre guardó la pureza, la inocencia, la humildad y la sencillez de costumbres.
Y como todo santo “que se precie”, tiene su leyenda: En una ocasión, mientras tenía en el horno unas vidrieras, el Prior le mandó buscar. Jacobo fue, por obediencia y sin excusas, dejando el trabajo. A su regreso, esperando encontrar los vidrios calcinados, lo encontró todo perfecto, por obra de la Virgen, que cuidó del horno. De hecho, estos son sus atributos: una vidriera, un horno y la Virgen María, además de un lirio. En ocasiones un medallón esmaltado sustituye la vidriera, porque también trabajó el esmalte y la cristalería en general.
El 11 de octubre de 1491, mientras agonizaba, su cuerpo brilló con una intensa luz azul, y seguidamente murió. El 20 de diciembre de 1576 una parte de sus reliquias fueron trasladadas a su ciudad natal de Ulm, otras quedaron en Santo Domingo de Bolonia, en una bella urna. León XII confirmó el culto que ya se le daba como Beato, el 3 de agosto de 1825. En Irlanda y Bolonia (al menos) es patrón de los pintores de vidrio y vitralistas. Su culto aún permanece en Bolonia y en el convento dominico de Santa María de Ulm.
Fuente:
-"Sacro Diario Dominicano". P. FRANCISCO VIDAL O.P. Valencia, 1747.
Tuvo gran espíritu de oración, mortificación, humildad, y ya tenía fama de santidad antes de su muerte. Además, conocía de alquimia y farmacia, y como religioso destacó por su caridad con los enfermos. Entre sus devociones destacan el rezo continuo del Padre Nuestro y la preparación para la Sagrada Comunión, que realizaba, sin interrupción durante toda una noche. A veces se le vio en éxtasis, con una luz alrededor. Siempre guardó la pureza, la inocencia, la humildad y la sencillez de costumbres.
Y como todo santo “que se precie”, tiene su leyenda: En una ocasión, mientras tenía en el horno unas vidrieras, el Prior le mandó buscar. Jacobo fue, por obediencia y sin excusas, dejando el trabajo. A su regreso, esperando encontrar los vidrios calcinados, lo encontró todo perfecto, por obra de la Virgen, que cuidó del horno. De hecho, estos son sus atributos: una vidriera, un horno y la Virgen María, además de un lirio. En ocasiones un medallón esmaltado sustituye la vidriera, porque también trabajó el esmalte y la cristalería en general.
El 11 de octubre de 1491, mientras agonizaba, su cuerpo brilló con una intensa luz azul, y seguidamente murió. El 20 de diciembre de 1576 una parte de sus reliquias fueron trasladadas a su ciudad natal de Ulm, otras quedaron en Santo Domingo de Bolonia, en una bella urna. León XII confirmó el culto que ya se le daba como Beato, el 3 de agosto de 1825. En Irlanda y Bolonia (al menos) es patrón de los pintores de vidrio y vitralistas. Su culto aún permanece en Bolonia y en el convento dominico de Santa María de Ulm.
Fuente:
-"Sacro Diario Dominicano". P. FRANCISCO VIDAL O.P. Valencia, 1747.