miércoles, 29 de abril de 2015

Santa Catalina de Siena



Hoy, 29 de abril, la Iglesia entera y, especialmente, los dominicos celebramos la festividad de Santa Catalina de Siena.

Escogemos dos textos suyos:

Desposorios místicos de Santa Catalina de Siena - Zurbarán


"¡Oh Resurrección nuestra...! Desentraña mi alma. ¡Oh luz que da luz y en cuya luz vemos! En tu Luz veo y sin ella nada puedo ver. Porque Tú eres el que eres, mas yo soy la que no soy. En esta misma luz conozco mi necesidad y la necesidad de tu Iglesia y de todo el mundo. Y porque en la luz conozco, te pido que desentrañes mi alma por la salud del mundo entero. No porque pueda por mí misma producir algún fruto, sino por la virtud de tu caridad, que es obradora de todos los bienes"...




Virgen del Rosario, Santo Domingo de Guzmán y Santa Catalina de Siena - Lucas Valdes


“Oh María, veo que la Palabra se da en ti, y, sin embargo, no se separa de su Padre, como la palabra en la mente del hombre, que si bien se pronuncia externamente y se comunica a otros, sin embargo, no abandona o se separa del corazón. Por todo ello se ve la dignidad del hombre, ya que por él has hecho tantas y tan grandes cosas.
También en ti, oh María, se manifesta hoy, la fortaleza y la libertad del hombre. Después de la deliberación de tan gran designio fue enviado a ti el ángel y te anuncia el mensaje de la divina decisión, pidiendo tu consentimiento; y el Hijo de Dios no baja a tu seno antes de que tú dieras el consentimiento de tu voluntad. Estaba esperando a las puertas de tu voluntad para que abrieras al que quería venir a ti; nunca hubiera entrado mientras tú no abrieras la puerta al decir: Aquí está la esclava del Señor, hágase en mi según tu palabra. (Lc 1, 38) Golpeaba a tu puerta, oh María, la eterna Deidad, pero si no hubieras abierto las puertas de tu voluntad, Dios no hubiera tomado carne humana.
Sonrójate, alma mía: pues ves cómo hoy Dios contrajo e hizo parentela con María. Aunque has sido creada sin tu participación, no serás salvada sin tu participación.
Oh María, dulce amor mío, en ti está escrita la Palabra de la que recibimos la doctrina de la vida; tù eres la tablilla en la que está grabada esta Palabra y tú nos ofreces su doctrina".