¿Y nosotros, Señor ?
No tememos decirte
que nos encontramos a veces
como tus primeros discípulos.
Nuestra fe va acompañada a menudo
de poca disponibilidad,
de rigidez de corazón,
de dureza,
de incapacidad para
comprenderte.
¡Repréndenos, Señor,
para que nuestro corazón te acoja!
Haz que no nos amedrentemos
de nuestra dureza de corazón
sino que, perseverando en la oración,
lleguemos a comprender
los designios de tu presencia.
Amén.
(Cardenal Martini)
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